El día 12 de noviembre de 1962 comenzaron las obras del nuevo Templo que habría de acoger la Parroquia de La Asunción. Todas las manos eran necesarias y don Antonio se convirtió en un albañil más. Cuando sus obligaciones se lo permitieron, ayudó a los trabajadores. Digna de mención fue la actitud de don José María Navarro Requena, que desinteresadamente envió a varios de los operarios de su empresa para abrir las zanjas de los cimientos.
Montilla en el Objetivo
Nuestro Ambiente, mayo de 2004
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