25.11.14

Los insospechados descubrimientos de la Sierra de Montilla


El toro de Cuesta Blanca

La Sierra de Montilla reserva insospechados descubrimientos para quienes se acerquen por estos parajes en los que la hospitalidad sigue siendo santo y seña más que simple atractivo turístico. El Molino del Toro es uno de los más emblemáticos edificios de la Sierra. Situado en la Cuesta Blanca, aglutina un conjunto de edificaciones de varias épocas, que, salvo alguna excepción, se mantienen en buen estado, gracias al celo de sus propietarios. Uno de ellos, Manuel Roldán, de 72 años, es un ejemplo de esta estirpe de hombres recios, pegados a la tierra y a sus viñedos y olivares. Lleva toda su vida haciendo vendimia y obteniendo un vino exquisito que él mismo traslada a las tabernas para su consumo. Roldán es hombre activo. Lleva el laboreo, la corta, el envejecimiento en tinajas y su crianza.

En este mismo marco encajada en la ladera, en zona escarpada, se encuentra la casa de Rafael Aguilar, 'Rafaguilar', artista, reportero de Diario CÓRDOBA durante muchos años y docente hasta hace unos días. Su casa es un santuario a la poesía y al arte en general. Todo tiene aquí una función y un significado. Hasta el aparente desorden entre los materiales que se apilan en las dependencias atestadas de detalles realizados por el artista con sus propias manos. La casa de Rafa es un milagro. Hace muy pocos años era una ruina. Hoy, transformada por el propio artista y sus hijos Azahara y Rafa, es un marco ideal en el que vive rodeado de gatos y palomas virtuales que realiza con trazos rápidos. Una casa cuyas paredes son un canto a la poesía con versos de Machado, Gil de Biedma, Vicente Núñez, Neruda y otros muchos poetas y artistas . Las imágenes de silenos y otros seres imaginarios comparten espacio con esculturas de bronce y pinturas minimalistas. En esta zona de la Sierra se sitúa el punto geográfico de la divisoria de aguas del Genil y Guadajoz, ambos tributarios del Gran Río de Andalucía.

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