Poco se puede probar históricamente acerca de San Sebastián, más allá del martirio que sufrió. Del trabajo sobre él realizado por la profesora Helena Carvajal González, del Departamento de Historia del Arte Medieval I de la Universidad Complutense de Madrid, titulado 'San Sebastián, mártir y protector contra la peste', realizado en el año 2015, extraemos lo siguiente:
"Sebastián fue, según la tradición, un santo oriundo de Narbona y criado en Milán que llegó a ser centurión de la primera cohorte romana en época del emperador Diocleciano. Por animar a sus compañeros de armas a aferrarse a la fe cristiana, fue condenado a morir atado a un árbol y asaeteado, aunque sobrevivió a este martirio. Tras recuperarse de sus heridas, asistido por una dama romana llamada Irene, viuda del mártir Cástulo, Sebastián volvió a interpelar al emperador, quien ordenó que fuera apaleado hasta morir. Su cuerpo fue arrojado a la Cloaca Máxima, pero el propio santo se apareció a Santa Lucina para pedirle que le diese una adecuada sepultura.
Según Guibelli, posiblemente fue martirizado entre 303 y 305, coincidiendo con una serie de edictos contra los cristianos. Su gran importancia en la Edad Media radica en que, por su primer martirio, se le consideró uno de los principales protectores contra la peste, enfermedad que tradicionalmente se relacionaba con una lluvia de saetas. También era patrón de oficios relacionados con el hierro y las flechas, como los arqueros, ballesteros, tapiceros o vendedores de este metal.
La fuente más antigua conservada sobre el martirio de San Sebastián es la depositio martyrum, redactada hacia mediados del siglo IV, en la que solo se constata el nombre del mártir, su lugar de enterramiento en las catacumbas y la fecha de su festividad: el 20 de enero. En el comentario al salmo CXVIII, escrito en el siglo IV, San Ambrosio, arzobispo de Milán, señala su origen en Narbona en una familia cristiana, su infancia en Milán y su traslado a Roma.
La presencia de San Sebastián en el arte medieval de la Europa occidental es frecuente y abundante en toda su extensión cronológica y geográfica, si bien, por su carácter de protector contra la peste, será especialmente relevante en los últimos siglos de la Edad Media, coincidiendo con las principales plagas de la enfermedad durante el XIV y XV, prolongándose su relevancia a la Edad Moderna”.
Gozos de San Sebastián
En multitud de lugares se cantan a San Sebastián los llamados "gozos", tan variados como los sitios donde se cantan. Los gozos son una composición poética en loor de la Virgen o de los santos, que se divide en coplas, después de cada una de las cuales se repite un mismo estribillo.
En la Parroquia de San Sebastián, el templo más antiguo de Montilla, como tradición centenaria, esta es la letra, según los más mayores:
Pues eres tan poderoso,
en presencia del Señor,
oye Sebastián glorioso,
al que pide tu favor.
1
Bajo el militar vestido
de una corte terrenal,
sirves al Rey celestial
con ánimo decidido.
En tu pecho va escondido,
tesoro de santo amor.
Oye Sebastián glorioso,
al que pide tu favor.
2
Al cristiano visitabas,
que en las cárceles gemía.
Tu mano lo socorría,
sus lágrimas enjugabas.
Con caridad alentabas,
su combativo valor.
Oye Sebastián glorioso,
al que pide tu favor.
3
Tus palabras y razones,
tal fortaleza tuvieron,
que a todos ellos vencieron,
ganando sus corazones,
y bravos como leones,
murieron por el Señor.
Oye Sebastián glorioso,
al que pide tu favor.
4
Este pueblo confiado,
pide a Dios de tu bondad,
lo libre de todo mal,
del terror y del pecado.
Danos salud y el preciado,
don de tu grande valor.
Oye Sebastián glorioso,
al que pide tu favor.
Oración litúrgica
Te rogamos, Señor, nos concedas el espíritu de fortaleza, para que, alentados por el ejemplo glorioso de tu mártir San Sebastián, aprendamos a someternos a tí antes que a los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo.
ANTONIO RAMÍREZ CLIMENT / PÁRROCO DE SAN SEBASTIÁN
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