20.7.14

El milagro de San Francisco Solano en el terremoto tenido lugar en Perú en 1940


El 24 de mayo de 1940, dos terremotos conmocionarán la ciudad peruana de Lima: uno telúrico y otro religioso.

El primero fue el fuerte seísmo, a las 11.35 de la mañana, con epicentro localizado a 120 kilómetros de Lima, y tuvo una magnitud de 6,6 Mb., con foco situado a una profundidad de 50 kilómetros. El seísmo castigó duramente las localidades de Lima, El Callao, Chorrillos, Barranco, Chancay y Huacho, dejando un balance de 179 muertos y más de 3.500 heridos entre graves y leves. Los daños materiales fueron cuantiosos, siendo las más afectadas las construcciones de quincha y adobe. Por su localización, profundidad e intensidad, este terremoto provocó un pequeño tsunami: las aguas marinas se retiraron unos 150 metros mar adentro, frente a las playas de Lima, y retornaron gradualmente a su nivel con olas de hasta 3 metros de altura. En el Templo Parroquial de esta ciudad hubo rotura de Imágenes, floreros, cuadros, ventanas, grietas de paredes, etcétera.

Pero si el terremoto telúrico llenó de pánico a toda la población de La Punta, el "terremoto" religioso no les causó menos asombro. Transcribimos el acta que levantó el párroco, Leocadio Mendoza, y que remitió al Arzobispo de Lima:

"La Punta, 31 de Mayo de 1940

Excelentísimo señor Arzobispo de Lima

Excelentísimo monseñor:

Respetuosamente voy a exponer a su Excelencia Reverendísima el hecho siguiente:

Un momento después del movimiento sísmico del 24 de éste, se presentó en el despacho parroquial el doctor Carlos Arenas Loayza, acompañado de un empleado, quien conducía un cuadro de ampliación fotográfica iluminada de San Francisco Solano, y me dijo:

"Mire, padre, esta estampa de San Francisco Solano suda".

Yo tomé en mis manos la Imagen de El Santo y estaba llena de gotas grandes de agua por la parte interior. El expresado doctor se fue diciéndome:

"Padre, le dejo el cuadro para que sea testigo de lo que pasa".

Encontrándome solo con el cuadro, lo sacudí para hacer caer las gotas, las que se juntaron unas con otras y corrieron al fondo y después volvieron a aparecer nuevas gotas grandes. En el fondo del cuadro corría de un lado a otro una porción de agua sin mojar el papel a semejanza del mercurio".

"Encontrándome ante un hecho extraordinario no natural, resolví mostrar a varias personas que estaban en casa y todas constataron lo que dejo expuesto. Cuando este grupo de personas contemplaban con religioso recogimiento el cuadro, llegaron la señora Consuelo P. de Arenas y la señorita María Teresa Arenas Loayza y me dijeron:

"Hay muchas personas que desean ver el cuadro. Inmediatamente se lo entregué y se fueron".

"Horas después me devolvieron el cuadro sin una gota de agua y me dijeron que lo habían visto muchas personas y que una de ellas en su deseo de explicar que el hecho era un fenómeno natural, revisó todos los cuadros vecinos cubiertos en la misma forma, y a todos los encontró secos, y después examinó los focos eléctricos para ver si en su interior había gotas de agua, y tampoco encontró: todos estaban secos".

"Las personas que han visto el cuadro con la estampa de San Francisco Solano en el estado que dejo expuesto son las siguientes:

El doctor Arenas, quien vive en altos y declara que el cuadro hace cuatro años, más o menos, estaba en su dormitorio sobre una consola que se halla a un costado de un balcón, y con el movimiento sísmico se cayó hacia el balcón sin dañarse, quedándose con la luna hacia arriba en el sol por un tiempo máximo de veinte minutos, desde su caída hasta que él lo levantó".

"Pongo en conocimiento de su Excelencia este hecho enteramente ajustado a la verdad".

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"Ha habido otras muchas personas que han visto el cuadro, pero los apuros del momento no han dado lugar a concretar sobre quiénes eran para hacerlas figurar en la lista..."
Leocadio Mendoza, párroco"

El cuadro al que se refiere el testimonio se encuentra actualmente en el Templo Parroquial de Lima. La única modificación que ha tenido es que sobre el marco de madera se ha puesto un sobre-marco de plata. Juan B. Valle Ferreccio, residente en La Punta desde 1930, testigo de los hechos referidos -aparece su nombre en la relación de Leocadio Mendoza-, Contador Público Colegiado y fallecido en el año 2007, pocos años antes de su fallecimiento hizo un testimonio escrito y firmado de su experiencia al respecto cuando él tenía 16 años. Los hechos que relata son similares a los expuestos. Lo más interesante es la explicación que se dio del hecho:

"El día 24 de mayo de 1940, terremoto en El Callao y sus Distritos a las 12.00, lo recibí en El Callao, en la plaza Independencia, produciéndose numerosos daños materiales en El Callao y otros lugares... Ante este suceso, no nos quedó más que venir corriendo a La Punta pensando qué habría pasado en nuestras casas. Al llegar comprobamos que no habían caído casas, pero sí rajaduras, etcétera... Luego fuí a ver el mar de Cantolao: cual sorpresa e impresión recibí al verlo completamente retirado no menos de 200 o 300 metros, viéndose el fondo del mar... El mar volvió a su nivel normal y ese fue el gran Milagro de San Francisco Solano: ante la fuerza e ímpetu de su oración a nuestro Señor Jesucristo, obtuvo lo pedido. Ese sudor manifestó la fuerza de la oración y culminó con el milagro obtenido por San Francisco Solano en favor de El Callao y sus Distritos...".

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