19.7.14

El río Guadalquivir se abre al paso de la Virgen del Carmen


La Imagen de la Federación de Peñas cordobesas, que es un regalo de peñistas malagueños, surca el río acompañada de diez embarcaciones.

Córdoba es magnánima y orgullosa, y, después de 13 años sin disfrutar de la Procesión de la Virgen del Carmen a través del río Guadalquivir, ha retomado la tradición para dotarla de prestigio y consolidarla como una de las fechas señaladas en el calendario estival. El tiempo que la Imagen ha pasado entre paredes ha constituido un proceso de maduración para los impulsores de esta celebración, la Federación de Peñas, que apostó por cortejar con diez embarcaciones el paseo fluvial de la Virgen. Hasta el sol, tímido, se abstuvo de enturbiar la fiesta y dejó que fuese el calor de los vítores de los cordobeses los que alentaran a la Virgen del Carmen en su regreso, dos días después de su onomástica. Impoluta ella, hizo ayer efectiva la reconciliación con el Guadalquivir, recién limpiado él, y unió durante poco menos de una hora, para dar descanso a los puentes, perplejos, sus dos orillas.


Nuestra Señora del Carmen a su paso por el río Guadalquivir / Fotografía: O. Barrionuevo

El Convento de Santa Ana de la capital maquilló y peinó a la Virgen, antes de su salida, con una Misa. A hombros de los peñistas cordobeses, la Imagen salió del Convento a las 21.00, acompañada por el alcalde, José Antonio Nieto; la delegada de Servicios Sociales, María Jesús Botella; y el presidente de la Federación de Peñas, José Castillero, entre otras autoridades, y la Reina y la Dama de Honor de las peñas. Desde la Federación, donde ha permanecido en su descanso, le lanzaron los primeros piropos, también en forma de pétalos.

La patrona de los marineros realizó, en tono agradecido, una parada en la sede de la Federación de Peñas, justificando el cuidado que le han rendido. A partir de ahí, el protagonismo quedó en manos del reencuentro. La Imagen, a medida que avanzaba camino del río, fue sumando adeptos que le acompañan en su camino al embarcadero. Desde la Catedral, donde ya le esperaban varias decenas de personas y le cantaron la 'Salve Marinera', hasta la Ribera, donde se sumó una multitud de cordobeses, la Imagen estuvo arropada.

La Virgen del Carmen de las peñas iba a navegar por el Guadalquivir desde antes del comienzo del presente milenio, en 1999. La Imagen llegó al embarcadero del río alrededor de las 22.15 y en la bajada hasta el mismo se vivieron los momentos más expectantes de la celebración. El espacio es estrecho y las pronunciadas y antiguas escaleras que permiten el paso hasta el agua no facilitaban la tarea. Una vez allí, los fieles instalaron la Imagen en la proa de uno de los barcos, secundada por la bandera nacional, andaluza, y, por supuesto, la de la Federación de Peñas cordobesa.

Comenzó su travesía por el río a ojos de miles de cordobeses y turistas atónitos, que miraban desde el balcón de la Ribera y escuchan la 'Salve Marinera', compuesta por Rafael Castro: "Virgen Marinera, yo te canto a tí, junto a la Ribera del Guadalquivir'. Cinco barcos, cedidos por el Club Náutico de Córdoba, escoltaron a la embarcación en que iba la Virgen a cada uno de sus lados su camino, con rapidez pero casi queriendo recuperar el tiempo perdido, por las aguas del Guadalquivir. Las autoridades presentes no dudaron en hacer lo propio para cortejar la Imagen.



Vídeo: Juan Fernando Gonzalez Navas

Desde el embarcadero, la Virgen, iluminada y entre una brisa fresca poco habitual en los últimos días, navegó en ambos sentidos, para volver hasta el punto de partida. El reencuentro con el río dejó alguna anécdota. Uno de los once barcos que pretendían acompañar a la Virgen del Carmen se quedó encallado y apenas pudo seguir la embarcación de la Imagen. Después de en torno a media hora y con la ayuda de otra embarcación, consiguió retomar la marcha.

Un espectáculo pirotécnico iba a amenizar la procesión fluvial, pero solo las luces de los barcos alumbraron el recorrido. Las autoridades locales no permiten lanzar fuegos artificiales sin un radio de seguridad de 40 metros, y la Federación de Peñas decidió que era demasiado lejos. La principal novedad del regreso quedó en nada. El acontecimiento, tal y como afirmó hace unos días el presidente de la Federación de Peñas, era muy esperado por las más de 170 peñas pertenecientes a la entidad, ya que, además de su larga estancia sin procesionar, la Imagen fue un regalo de las peñas de la provincia de Málaga. El primer año que se celebró, en 1993, peñistas de la provincia de Málaga, viajaron hasta la ciudad para acompañar a la Procesión, ataviadas con el traje típico boquerón.

Desde entonces, hasta que las condiciones en que se encontraba el río no permitiesen la Procesión, la Virgen paseó por sus aguas durante seis años seguidos. En esas ocasiones, eso sí, no iría acompañada más que por las embarcaciones de las fuerzas de seguridad. La celebración suele estar estrechamente vinculada a las localidades que gozan del mar y a la actividad pesquera de sus habitantes, que por siglos ha sido una de las actividades económicas más significativas del litoral andaluz. Estas Procesiones marítimas se llevan a cabo con el fin de bendecir las aguas del mar, solicitando ayuda a la dura vida de los pescadores y propiciar abundantes capturas. Córdoba, en virtud del regalo recibido desde una de la zonas en que más se adula esta celebración, realiza la Procesión río Guadalquivir mediante.

Después del paseo fluvial, los peñistas volvieron a montar a la Virgen para llevarla a hombros. Las mujeres serían quienes portaran a la Virgen durante el paseo hasta el Convento, donde la Señora del Carmen descansó de la fiesta en la noche de ayer. La celebración ha sido un éxito para quienes conocieron la Procesión y para aquellos que la han visto por primera vez. Si el río lo permite y se mantiene el buen estado en que se encuentra, la ciudad podrá disfrutar de nuevo durante los próximos años de la Procesión.



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