Montilla rinde homenaje a Garnelo en el 70 aniversario de su muerte
Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Museos, este año el Museo Garnelo de Montilla ha querido honrar el setenta aniversario de la muerte del pintor con una exposición excepcional bajo el lema Los Garnelo, una familia de artistas. La conmemoración ha tenido eco también en el Museo de Bellas Artes de Córdoba con una muestra paralela sobre los Garnelo para simbolizar el "hermanamiento" con la institución montillana. Obras de Manuel y Eloísa, pero sobre todo de José Garnelo y Alda, se han exhibido en la Casa de las Aguas hasta ayer, gracias a la generosidad de sus propietarios.
Vendimiadoras montillanas, uno de los lienzos expuestos
José Ramón Garnelo Gonzálvez, fundador de esta dinastía de artistas, impulsó con pasión la carrera de sus hijos, aconsejando y animando -lo sabemos por su copiosa correspondencia- hasta verlos situados en el difícil panorama artístico del tránsito de los siglos XIX y XX. Quiere recordar esta exposición a la de aquel ya lejano 1896, cuando los tres hermanos participan en la III Exposición de Bellas Artes, organizada por el Ayuntamiento de Barcelona. Desde un año antes, José Garnelo imparte clases en la Escuela de Bellas Artes de la ciudad condal y a su estudio de la plaza de la Universidad acude un alumno singular, Pablo Ruiz Picasso, que pinta allí sus dos primeros lienzos: Primera Comunión y El monaguillo. Son años de febril actividad en el hogar montillano de los Garnelo, en cuanto representan la culminación de una aspiración artística de un ideal de belleza que todos comparten y cultivan.
Se presentan en esta exposición un conjunto de 23 obras, algunas de las cuales tenemos la suerte de contemplar por primera vez. Del escultor Manuel Garnelo y Alda, que dio sus primeros pasos artísticos de la mano de su hermano José, se presenta un evangelista en bronce, de rasgos vigorosos, destinado al tabernáculo que existe en el centro del Sagrario de esa joya del barroco español que es la Iglesia de La Asunción de Priego.
De Eloísa Garnelo Aparicio, hermana de padre de José y Manuel, se presenta al público, por vez primera, un lienzo del que sólo conocíamos medianas reproducciones, Vendimiadoras montillanas, sin duda, su obra maestra y con la que participó en la Exposición Nacional de 1892. Es una de las piezas más admiradas de esta muestra por la temática entrañablemente unida a la tierra y la belleza de la composición.
El resto de las obras con las que conviven las citadas pertenecen a José Garnelo y son representativas de todos sus estilos, épocas y técnicas. Desde el lienzo de buen formato a la minúscula tablita, el maestro nos da cumplida cuenta de su repertorio temático: una cascada del Monasterio de Piedra, verdadera gema de su pintura intimista; un paisaje con figuras de la etapa griega de Garnelo -Castalia- o unas alegorías de las estaciones del año -Primavera, Otoño- se exhiben junto a una galería de retratos, entre los que cabe destacar el de Mariano Benlliure, de pincelada valiente y certera.
Un boceto lleno de encanto de la Familia Real -Garnelo fue pintor de la Corona y autor de numerosos retratos de Alfonso XIII- se presenta junto a un apunte del Palacio de La Granja, una muestra de pintura de historia -Muerte del Justicia de Aragón- o un dibujo de su etapa barcelonesa -Paseando por Las Ramblas-. Recoge también esta exposición un acercamiento a su desconocida pintura social junto a una obra magistral de su madurez pictórica -La montería (1933)-.
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