1.8.14

Defendamos nuestro patrimonio


Con la reapertura al culto el pasado domingo de la Parroquia de Nuestra Señora de La Asunción de nuestra ciudad, el Obispado de Córdoba ha puesto fin a las diversas actuaciones que de manera urgente se han tenido que acometer en los últimos meses, además de en la Parroquia principal del barrio del Gran Capitán, en distintos Templos montillanos, como en la Iglesia de San Agustín y en la Parroquia de Santiago, que deberán ser costeadas en parte por los feligreses de La Asunción y Santiago Apóstol y del resto de montillanos que así lo deseen, debido al préstamo que tuvieron que solicitar ambas Parroquias por un importe de 94.000 y 150.000 euros, respectivamente.


El Palacio de los Duques de Medinaceli, a la derecha, y la casa de Teresa Enríquez, al fondo

Por su parte, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores está haciendo frente a unos gastos que ascienden a 180.000 euros por la restauración llevada a cabo en la Capilla de su Titular de la Iglesia de San Agustín y en sus dependencias anexas.

De esta manera, gracias, principalmente, al Obispado de Córdoba, y a los feligreses de las Parroquias de La Asunción y Santiago Apóstol y a sus distintos grupos parroquiales, a la propia Hermandad de Jesús Nazareno y al resto de montillanos que han colaborado y que lo siguen haciendo, nuestros Templos gozan de un buen estado de conservación, siendo este excepcional e inmejorable para, prácticamente, la casi totalidad de todos ellos.

El Convento de Santa Clara, la Parroquia de Santiago, la Iglesia de San Agustín y la Parroquia de San Francisco Solano se encuentran especialmente protegidas al estar declaradas como Bienes de Interés Cultural (BIC).

Quizás estas actuaciones sirvan como ejemplo a seguir por el equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Montilla que muy poco o prácticamente nada ha hecho, al igual que el resto de las distintas corporaciones municipales tanto actual como precedentes por no haber propuesto ninguna medida con el fin de atajar el serio problema existente, o simplemente haber exigido el cumplimiento de la legislación vigente, especialmente la referente a los Bienes declarados como de Interés Cultural (BIC), para que sus propietarios conserven edificios tan emblemáticos para los montillanos como el Palacio de los Duques de Medinaceli, cuya parte más próxima a la calle Gran Capitán se encuentra en un estado de conservación más que lamentable, que pone en peligro su integridad. Una declaración que también posee el arco de San Lorenzo, este último propiedad del Ayuntamiento, y cuya situación de deterioro es, también, más que preocupante.

La imagen que de Montilla se ofrece al visitante, tanto por la parte mencionada del Palacio de los Duques de Medinaceli como por El Parador, afean considerablemente la proyección que ofrecemos de nuestra ciudad, tanto a los turistas que se cuentan por miles que llegan al Llano de Palacio realizando la Ruta Avilista durante este Trienio Jubilar en Honor a San Juan de Ávila, como aquellos que acceden a ella por la avenida de Europa. La fachada del edificio de La Tercia, situada en la calle José de los Ángeles, y la casa de Teresa Enríquez, también ubicada en el Llano de Palacio y propiedad esta última también del Ayuntamiento, son otros ejemplos de dejadez y abandono que produce en quienes visitan la zona.

Esperemos que el equipo de gobierno y el resto de la corporación municipal en el Ayuntamiento de Montilla reaccionen de una vez por todas antes que tener que lamentar, no sólo la pérdida material total e irremediable de estos bienes, que pertenecen a la historia del pueblo de Montilla, aún encontrándose algunos de ellos en manos privadas, sino, y lo que es más importante, tener que hacerlo por alguna desgracia personal.

Benjamín Portero Duque

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