13.4.17

Las Madres Concepcionistas del Convento de Santa Ana reflexionan acerca de este Jueves Santo


Con motivo de la celebración del Jueves Santo, las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Convento de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten la siguiente reflexión, ilustrada con su correspondiente imagen, que reproducimos a continuación.

Jueves Santo, Día del Amor Fraterno

Con vivo deseo, deseó Jesús celebrar la Cena Pascual con sus discípulos la noche antes de padecer. La Cena serviría de despedida y anticipo. En ambos casos, Jesús se desborda: en la despedida, expresando sus sentimientos y deseos más íntimos; en el anticipo, dejándonos un sacramento pascual, que anuncia y garantiza el banquete del reino.


Con el mismo deseo y el mismo amor quiere Jesús comer la cena con nosotros esta tarde. Quiere repetirnos sus palabras, renovar sus gestos y actualizar su entrega. Quiere celebrar con nosotros la pascua, su muerte y su resurrección. Quiere sentarnos a su mesa para anticipar las bodas del cordero.

Jueves Santo, Día del Amor Fraterno. Es el día en que con más fuerza se proclamó y se vivió el amor, el día del gran amor: un amor hecho servicio humilde y misericordioso, como el buen samaritano. Un amor de amistad y comunión, el que comulga no sólo que une a Cristo, sino que se hace Cristo.

Un amor hecho entrega, la capacidad de dar la vida por los demás. Todo este amor nace del corazón de Cristo. Nos da su pan, su palabra, su sangre, su espíritu. Jesús, generosidad pura, amor sin límites. Esta es la clave para entender este misterio de amor: "Como hubiese amado a los suyos que estaban en el mundo, lo amó hasta el fin".

El amor, la ternura de su corazón se desborda por sus labios en palabras de cariño. Nos dice: “Hijos, hijitos míos... Un poco de tiempo me queda para estar con vosotros". Él se va, pero no deben romperse los lazos que nos unen a todos. Debemos permanecer unidos por el amor.

"Os doy un mandamiento nuevo: Amaos unos a los otros como yo os he amado. En esto conocerán que sois discípulos míos: en que os améis unos a otros". Es el testamento de Jesús antes de morir. Palabras que son mandato. Recojámoslo, guardémoslo en nuestro corazón, tengámosle siempre presente y obremos conforme a él. Y termina aquella jornada del amor de Jesucristo a los hombres: lección de amor, sacramento de amor, precepto de amor.

SOR MARGARITA / MADRES CONCEPCIONISTAS DEL MONASTERIO DE SANTA ANA

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