15.4.17

Las Madres Concepcionistas del Convento de Santa Ana reflexionan acerca de este Sábado Santo


Con motivo de la celebración del Sábado Santo, las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Convento de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten la siguiente reflexión, ilustrada con su correspondiente imagen, que reproducimos a continuación.

Sábado Santo

Soledad de María. Día del silencio. Ningún día del año está la iglesia tan silenciosa como hoy. Llora y medita junto al sepulcro donde está encerrado Jesús.


Noche del Viernes Santo. Sábado Santo. En el alma de María se han citado todos los sufrimientos y todas las soledades. Con razón, el pueblo cristiano llama a la Madre de Dios en este trance de su vida la Soledad.

Acerquémonos respetuosamente a la Madre de Jesús, que es también Madre nuestra. Su hijo Jesús nos acaba de entregar. Silencio junto a ella, haciéndole compañía, ya que le falta la compañía de su Hijo Jesús. Procuremos penetrar en su alma y adivinar sus pensamientos. Su Hijo a quien tanto amaba ha muerto y cuánto ha sufrido. Todavía resuenan en sus oídos las palabras de la despedida: adiós, Madre, hasta la cruz.

Ella permaneció junto a la cruz. Desgarrado el corazón de dolor, pero firme el espíritu. Con su silencio y su rostro triste, aunque sereno, dice la Madre de Dios a los que la contemplan: "Ved si encontráis dolor semejante al mío. Te lo dice a tí, que estás a su lado, acompañándola silencioso...

Como Jesús, como Ella, todos tenemos que sufrir. Así que cuando sientas el corazón atravesado por la espada del sufrimiento, mira a la Dolorosa, que tiene atravesado el suyo con siete espadas. Con este silencio junto a María, preparemos el corazón, porque en esta noche, la Noche Santa, Cristo va a vencer las tinieblas y lo contemplaremos vivo y resucitado.

SOR MARGARITA / MADRES CONCEPCIONISTAS DEL MONASTERIO DE SANTA ANA

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