Con motivo de la celebración del Sábado Santo, las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Convento de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten la siguiente reflexión, ilustrada con su correspondiente imagen, que reproducimos a continuación.
Sábado Santo
Soledad de María. Día del silencio. Ningún día del año está la iglesia tan silenciosa como hoy. Llora y medita junto al sepulcro donde está encerrado Jesús.
Noche del Viernes Santo. Sábado Santo. En el alma de María se han citado todos los sufrimientos y todas las soledades. Con razón, el pueblo cristiano llama a la Madre de Dios en este trance de su vida la Soledad.
Acerquémonos respetuosamente a la Madre de Jesús, que es también Madre nuestra. Su hijo Jesús nos acaba de entregar. Silencio junto a ella, haciéndole compañía, ya que le falta la compañía de su Hijo Jesús. Procuremos penetrar en su alma y adivinar sus pensamientos. Su Hijo a quien tanto amaba ha muerto y cuánto ha sufrido. Todavía resuenan en sus oídos las palabras de la despedida: adiós, Madre, hasta la cruz.
Ella permaneció junto a la cruz. Desgarrado el corazón de dolor, pero firme el espíritu. Con su silencio y su rostro triste, aunque sereno, dice la Madre de Dios a los que la contemplan: "Ved si encontráis dolor semejante al mío. Te lo dice a tí, que estás a su lado, acompañándola silencioso...
Como Jesús, como Ella, todos tenemos que sufrir. Así que cuando sientas el corazón atravesado por la espada del sufrimiento, mira a la Dolorosa, que tiene atravesado el suyo con siete espadas. Con este silencio junto a María, preparemos el corazón, porque en esta noche, la Noche Santa, Cristo va a vencer las tinieblas y lo contemplaremos vivo y resucitado.
SOR MARGARITA / MADRES CONCEPCIONISTAS DEL MONASTERIO DE SANTA ANA
No hay comentarios :
Publicar un comentario