La Cruz es, sin ningún género de duda, el símbolo por excelencia de nuestra fe. En torno a ella laten los deseos y propósitos cofrades. Ella da sentido a nuestra vida y, fieles a la palabra de Jesús, intentamos abrazarla para seguirle por el sendero de la salvación.
Pero si hay una Cruz especial, ella es la verdadera Cruz, la Vera Cruz en torno a la que nacieron buena parte de las primitivas corporaciones nazarenas. El leño en el que expiró por todos nosotros Nuestro Señor Jesucristo fue reliquia preciosa para la Iglesia y su búsqueda en las primeras décadas del siglo IV culminó con el hallazgo de lo que denominamos todos los católicos el 'Lignum Crucis'.
Pues esa Cruz verdadera será el eje central de la conferencia que la Hermandad del Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo, Santo Nombre de Jesús, María Santísima de la Encarnación y San Juan de Ávila organizará (D.M.) mañana viernes, día 23 de febrero, a partir de las 21.45 de la noche, en su Capilla, situada en la calle Fuente Álamo de Montilla.
En ella el historiador y cofrade cordobés Antonio Capdevila intentará llevarnos a un viaje apasionado y apasionante que, partiendo de la personalidad de Santa Elena y de las difíciles circunstancias del decaído Imperio romano previo al mandato de Constantino, nos conducirá a las peripecias del encuentro de la reliquia, su posterior partición o los avatares de cada uno de los tres fragmentos iniciales en los que fuera dividida.
También tendrán cabida aspectos curiosos, como el repaso a los principales Lignum Crucis conservados en España -con ejemplos tan notables como los de Santo Toribio de Liébana o Caravaca- o los conservados por hermandades de nuestra provincia, sin olvidar un turno para escépticos, presentando las opiniones científicas tanto de quienes no tienen duda alguna sobre la autenticidad del santo leño, como las de aquellos que defienden su falsedad, deteniéndonos en los principales argumentos de quiénes abogan por una u otra postura y en el posicionamiento “oficial” de la Iglesia Católica. Por último, repasaremos las características de su culto y su consideración dentro de la liturgia eclesiástica.
En resumen, un rato de encuentro cofrade en torno a uno de los más preciados símbolos de nuestra fe, otra forma de orar y hacer hermandad en estas vísperas presurosas que han de llevarnos a los días grandes de la Semana Mayor, cuando hermanados con el aroma del incienso y del azahar, demos testimonio de nuestra fe en el Dios vivo que se entregó por todos nosotros en el árbol de la Cruz. Esta es nuestra cita y en ella os esperamos.
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