7.6.20

Reflexionamos con las Madres Concepcionistas Franciscanas del Monasterio de Santa Ana de Montilla con motivo de la solemnidad de la Santísima Trinidad


Las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Monasterio de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten un texto, con su correspondiente imagen, con motivo de la solemnidad de la Santísima Trinidad, los cuales reproducimos a continuación.

Solemnidad de la Santísima Trinidad

Jornada Pro Orantibus

Domingo de la Santísima e indivisa Trinidad, en la que confesamos y veneramos al único Dios en la Trinidad de personas, y la Trinidad de personas en la unidad de Dios. Solo Dios puede darnos a conocer este misterio revelándose Él mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo.


Los monjes, las monjas y la vida eremítica ofrecemos nuestra vida en alabanza continua a la Santa Trinidad y nuestra oración de intercesión por la comunidad cristiana y el mundo entero. Por ello, la Iglesia en España celebra en este domingo la jornada por la vida contemplativa, conocida como Jornada Pro Orantibus.

El lema para esta jornada: «Con María en el corazón de la Iglesia». De este modo, somos invitados a celebrar con sincera gratitud este domingo de la Santa Trinidad bendiciendo al Señor por nuestra vocación consagrada contemplativa, y pidiendo hoy por tantos hermanos y hermanas nuestras que vivimos, oramos y misionamos en tantos monasterios esparcidos por la geografía española.

«Con María en el corazón de la Iglesia». María se nos ofrece como signo para la vida consagrada contemplativa. Estamos llamados, como Ella, a habitar el corazón del cuerpo místico de Cristo, de la Iglesia que, con amor materno, acompañamos a sus hijos e hijas en todo momento, pero sobre todo en la desgracia.

La vida contemplativa –como María en medio de la comunidad discipular, como el corazón en el centro del cuerpo humano– permanece «escondida» de todo y de todos, pero presente en todo y en todos. No constituye un miembro entre otros, sino que representa aquello que vivifica y sostiene a todos los miembros: el amor.

María es memoria primerísima del amor de Dios en Jesús.La vida contemplativa es memoria singularísima del amor de Jesús en la Iglesia. Por eso, el lugar de la vida consagrada contemplativa coincide con el lugar de María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia. Que Ella, mujer orante y misionera, nos acompañe en nuestro caminar con la luz de la fe, el consuelo de la esperanza y la fortaleza de la caridad.

SOR MARGARITA / MONASTERIO DE SANTA ANA

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