La candidatura a Patrimonio Mundial sigue su curso para que pueda debatirse su declaración en 2025, tras su aprobación por unanimidad de la comisión institucional.
La Diputación Provincial de Jaén ha remitido tanto a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, como al Ministerio de Cultura, el expediente de la candidatura 'Paisajes del Olivar de Andalucía. Historia milenaria de un mar de olivos' a Patrimonio Mundial para que se proceda a su remisión a la UNESCO.
Tras su aprobación por unanimidad por la comisión institucional, la candidatura sigue su curso con el objetivo que pueda debatirse su inscripción en la Lista de Patrimonio, previa evaluación por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) y por el Comité de Patrimonio Mundial en la Asamblea General de la UNESCO de 2025.
La candidatura 'Paisajes del Olivar de Andalucía. Historia milenaria de un mar de olivos' a Patrimonio Mundial pone el foco en un paisaje cultural, agrario, evolutivo y vivo, cuyos valores a conservar tienen que ver precisamente con la continuidad de su productividad y su sostenibilidad económica, ambiental y social. Un paisaje patrimonial que es el resultado del esfuerzo de muchos agricultores y agricultoras, que han dedicado su vida al cultivo y cuidado de estos árboles que han permitido y permiten el sustento de muchas familias y territorios en Andalucía.
Este expediente identifica 14 componentes dentro de 10 zonas distribuidas en 6 provincias andaluzas, delimitados en función de la historia de este paisaje. El primer componente, Olivares de Cortijo Blanco (Periana, Málaga), de acebuches domesticados a olivos vetustos, representa los primeros manejos del cultivo, donde se ilustra la ancestral práctica del injerto del olivo sobre acebuches silvestres con una excepcional representación de olivos centenarios y milenarios.
El olivar de la época romana, del siglo I al III, se refleja en dos componentes: el alfar romano de Las Delicias (Écija, Sevilla) y el yacimiento arqueológico de la Villa romana El Ruedo (Almedinilla, Córdoba), mientras que como exponentes del olivar de época medieval-islámica y de la frontera islámico-cristiana de los siglos XIII al XV se incluyen otros dos componentes: los olivares y torres de Santa Catalina en la Sierra de Segura (Orcera, Jaén) y los bancales de Nigüelas y almazara de La Erilla del Valle de Lecrín (Nigüelas, Granada).
La época moderna, entre los siglos XVI al XVIII, se refleja en distintas haciendas de las provincias de Sevilla y Cádiz, representadas por cuatro componentes: Cortijo de Jara, como cortijo de la trilogía mediterránea (Jerez de la Frontera, Cádiz); Haciendas de Tavera y La Buzona, (Carmona, Sevilla) y Hacienda de San Ignacio de Torrequemada (Aljarafe, Sevilla), vinculadas al comercio americano; y Haciendas de La Soledad y Guzmán, de especialización olivarera (Los Alcores, Sevilla).
El olivar de la Ilustración, relativo a los siglos XVIII al XX, se plasma en el Molino Ducal San Fernando (El Carpio, Córdoba); y en Montoro y su entorno (Montoro, Córdoba), mientras que otros tres componentes representan la especialización olivarera del siglo XIX y XX: el olivar de reborde serrano y Zuheros, olivar tradicional en el corazón de un espacio natural (Sierras Subbéticas, Córdoba); Hacienda de La Laguna, como modelo ideal de olivar precursor de la industrialización (Baeza, Jaén); y Campiñas de Jaén, como la culminación del mar de olivos (Porcuna y Lopera, Jaén).
Las zonas elegidas ponen de relieve valores excepcionales, que se concretan en una serie de expresiones materiales e inmateriales que van desde los tipos de parcelas y las variedades de olivar hasta las muestras arqueológicas y arquitectónicas, así como su patrimonio inmaterial, como puede ser la cultura campesina, las tradiciones o los espacios de interpretación, entre otros recursos.
REDACCIÓN / PASIÓN POR MVNDA
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