18.8.14

Antequera vibró con la salida extraordinaria de la Virgen de La Piedad


Antequera se inundó de la devoción del Barrio de La Trinidad a su Virgen de La Piedad, que culminó los actos de su 50 aniversario en la Cofradía del Rescate con una Misa y una Procesión Extraordinaria en la tarde-noche del viernes, 15 de agosto. Tras la sabatina, coronación, oración, ofrenda floral y besamanos del padre trinitario Manuel García, llegaba el día grande para los del Martes Santo: el viernes 15 de agosto. A las 20.00, la parroquial Iglesia de La Trinidad iniciaba la Misa presidida por el delegado de Cofradías del Obispado de Málaga, padre Antonio Jesús Coronado, además de contar con la presencia de los padres trinitarios y una representación del clero antequerano. La Coral San Sebastián de Antequera acompañó musicalmente varios pasajes.


Virgen de La Piedad / Fotografía : El Sol de Antequera

A su término, cerca de las 22.00 de la noche, partía la Procesión. La encabezaba el guión de la Cofradía, del que formó parte su Hermano Mayor, Juan Ortigosa, acompañado por el alcalde, Manuel Barón, entre otras representaciones cofrades, religiosas, civiles y militares, mujeres vestidas con mantilla española y cirios y el trono de la Virgen de La Piedad. Iba sin palio, como hace 50 años, sorprendiendo su forma de vestir. La Imagen mariana, engalanada con tocado a base de tablas de satén blanco y mantilla de hilo de oro, luciendo como nunca, no parando los devotos y cofrades de destacar la forma en la que se preparó para su salida. Además, estrenaba saya color beige, dorada en oro, por el artista Juan Splizth de los talleres granadinos del Corpus Christi.

Francisco Peláez León dirigió a sus hermanacos, que mecieron el trono todo su recorrido, al son de la banda San Isidro Labrador de Churriana, que forma ya parte de ese grupo de devotos que llevan a la Reina de La Trinidad. El público se emocionaba al ver mecer a la Virgen calle por calle, por cada rincón, por cada esquina imposible. Acertadísimo recorrido por calles estrechas, llenas de intimidad, contrastes de luces y sombras y petaladas por cualquier rincón. El recorrido inicial fue como cada Martes Santo, pasando por Porterías, Vega, Virgen de la Piedad, Toronjo -con gran petalada-, Taza, La Vega, Laguna, y al llegar a la esquina con Cantareros, siguieron rumbo a Madre de Dios, Lucena, entrada triunfal por Duranes con marchas, petaladas, vítores, mecidas emotivas y giro imposible a Santa Clara, Cruz Blanca y regreso a su Templo pasadas la 1.00 de la madrugada.






Antonio J. Guerrero / El Sol de Antequera

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