En la tarde del pasado domingo, día 11 de mayo, a partir de las 19.00 de la tarde, la Hermandad de Nuestra Señora la Virgen de Fátima, establecida canónicamente en la parroquia y en el barrio cordobés del mismo nombre, celebró por sus calles la procesión de la Santísima Virgen -donde no faltaron las petalás-, a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús en su Coronación de Espinas de la capital cordobesa.
Previamente, del 8 al 10 de mayo, celebraban conjuntamente tanto la hermandad como la parroquia sus solemnes cultos, ocupando la sagrada cátedra su consiliario y párroco don Juan Vicente Ruiz Soria, iniciándose el solemne triduo, cada tarde mencionada, con el rezo del Santo Rosario, seguida de la sagrada eucaristía. Así, el día 8 la intención fue por los enfermos, el día 9 por los difuntos y el día 10 por los necesitados y por los anderos, en el que se le presentó a la Virgen la tradicional ofrenda de alimentos.
Asimismo, en el mediodía del pasado domingo celebraron su solemne Misa de Regla, acompañando con sus cantos, durante los cultos, el coro de la parroquia. Finalmente, en la tarde de hoy martes, 13 de mayo, solemnidad de Nuestra Señora de Fátima, han concluido sus cultos, mediante el rezo del Santo Rosario, seguido de la sagrada eucaristía.
13 de mayo, solemnidad de Nuestra Señora de Fátima
El 13 de mayo, la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iria, en Portugal. Sucedió en el año 1917, en plena guerra mundial. María se presentó a tres niños pastores, pidiéndoles que se unieran a su oración para alcanzar la paz del mundo y la conversión de los pecadores. Los pastorcitos se unieron a la oración con el rezo del santo Rosario y con sacrificios que ofrecían por estas intenciones que les había propuesto la Señora. Un año antes, el Ángel de Portugal, fue preparándolos mediante actos de
adoración y veneración de la Eucaristía.
Fueron incomprendidos, sufrieron persecución, aunque ellos se mantuvieron firmes apoyados por la Señora, que venía a consolarlos el 13 de cada mes, de mayo a octubre. En octubre hubo una señal grande en el cielo, el milagro del sol, ante una muchedumbre inmensa. La Virgen les prometió que pronto se los llevaría al cielo.
Los dos pequeños murieron enseguida: Francisco, antes de cumplir los 11 años, dos años después de las apariciones, se fue al cielo el 4 de abril de 1919. Y su hermana Jacinta, dos años más pequeña que Francisco, se fue al cielo antes de cumplir los 10 años, el 20 de febrero del año siguiente. Quedó Lucía, la mayor de los tres, para contarle al mundo los 'secretos' que la Señora les confió. Consagrada al Inmaculado Corazón de María en la clausura monástica, murió el 13 de febrero de 2005, con casi 98 años.
El Papa Juan Pablo II beatificó a Francisco y Jacinta el 13 de mayo de 2000, en Fátima, y el Papa Francisco los proclamó santos, exactamente 17 años más tarde, en el mismo lugar sagrado, en el centenario de las apariciones. Acerca de Lucía, el 22 de junio de 2023, el Papa Francisco la declaró venerable siervo de Dios, el primero de los tres pasos a seguir, que conllevaría en el futuro, si se diera el caso, a ser declarada beata y posteriormente santa.
“Fátima es, sin duda, la más profética de las apariciones modernas”, declaraba el Vaticano en el año 2000. Con estas apariciones, María ha acompañado a la Iglesia a lo largo de todo el siglo XX: el siglo de los mártires. Y la Virgen de Fátima tendió su mano protectora sobre el Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, librándolo de la muerte en el atentado sufrido contra su persona, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, tal y como declaraba el Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, hace unos años.
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