En estos días de Pascua, la Iglesia se reviste de sus mejores galas, porque en ellas Cristo resucita, el triunfo de la vida, el triunfo del Amado. Todos los que celebramos la Pascua podemos afirmar: ¡Cristo sí está aquí! "Lo veréis en Galilea". Cada comunidad, nuestra comunidad es Galilea, donde se reúnen los que creen y los que aman es Galilea.
Él está aquí, en medio de nosotras, y nos habla al corazón.
Él está aquí, nos cura de nuestras dudas y nuestros miedos. No temáis. Soy yo.
Él está aquí, se deja palpar, y exhala su espíritu en nosotros.
Él está aquí, y nos alimenta con su cuerpo.
Él está aquí, y nos renueva, nos pacifica, nos resucita.
Él está, y nos envía a ser testigos de su Resurrección.
La Pascua de Cristo continúa, está llamada a prolongarse en la Iglesia y en el mundo, en nosotros, en cada persona, en nuestra sociedad. Es un proceso de lucha contra el mal y de superación de la muerte. Que la vida venza a la muerte, que el perdón supere a la venganza, que la alegría se imponga sobre la tristeza, que la solidaridad prevalezca sobre el egoísmo y la injusticia, que la esperanza levante al desencanto.
En esta lucha estamos. Somos personas resucitadas y seremos sembradores de resurrección. Somos personas alegres, purificadas, esperanzadas, sembradores de resurrección. Desde el ocultamiento y el silencio de nuestro monasterio, queremos formar un solo corazón y una sola alma, como fermento de la nueva Humanidad.
Pero hay todavía mucha muerte. Hay muchas lágrimas y sufrimientos, hay mucho odio y violencia, hay mucho vacío y desesperanza, hay mucha soledad y tristeza, hay mucha miseria y muerte en nuestro mundo... Es la antipascua. En esta lucha estamos. Jesús está con nosotras, está con todos. Su Espíritu no deja de alentar la nueva vida. Que Él haga de nosotros cultivadores de nuevas pascuas, que ayudemos a Cristo a resucitar.
SOR MARGARITA / MADRES CONCEPCIONISTAS DEL MONASTERIO DE SANTA ANA DE MONTILLA
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