11.9.16

La emoción y el fervor a Nuestra Señora de Belén inunda su procesión en su subida al Templo Mayor de Montilla


REPORTAJE | La imagen de Nuestra Madre y Señora de Belén, patrona del campo montillano, y una de las advocaciones marianas más veneradas de la ciudad, partió ayer sábado, en procesión, escasos minutos antes de las 20.30 de la tarde desde su ermita-santuario, con destino a la Parroquia de Santiago Apóstol.


Abría el cortejo la cruz parroquial, flanqueada por dos faroles de guía, contando, como es habitual, con la presencia de numerosísimos fieles alumbrando en el discurrir del mismo, además de por el simpecado de la Santísima Virgen, acompañado por dos representantes de la hermandad con bordón en mano.

Tampoco quisieron faltar a la esperada cita mujeres ataviadas con la tradicional mantilla. Antecedieron al paso de Nuestra Señora de Belén, en el tramo de presidencia, el hermano mayor de la corporación, Ricardo Carrasco Priego, el joven sacerdote Carlos Morales Fernández, así como un representante tanto de la Franciscana Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, María Santísima de la Caridad en sus Tristezas y San Francisco Solano, al encontrarse ambas cofradías hermanadas, así como de la propia Hermandad de Nuestra Señora de Belén.

Cerraba la comitiva el Coro de Nuestra Señora de Belén y la Banda de Música Pascual Marquina de Montilla, haciéndolo, por tercer año consecutivo, interpretando, por primera vez, en estreno absoluto, la marcha procesional 'Madre Gloriosa de Belén', compuesta en su honor por los montillanos Ricardo Carrasco García y Víctor Manuel Carmona Panadero a la salida del paso de la Santísima Virgen de su ermita-santuario, tras los sones de la Marcha Real, deleitando así a las personas presentes, provocando, de esta manera, los primeros aplausos de la emotiva tarde-noche vivida, antes de su partida en el descenso por el Camino de Belén, rumbo a la calle Julio César.




Como viene sucediendo en los últimos años, antes de llegar a la confluencia de dicha calle con Santa Brígida, el paso de Nuestra Señora de Belén se giró, cara a cara, para que una mujer enferma pudiera rezar y admirar la belleza de esta devoción mariana montillana a las puertas de su vivienda.

Posteriormente, ya en dicha confluencia, se vivía otro de los momentos emotivos, en el que el paso de la Madre de Dios giraba completamente sobre sí mismo, a los sones de la Banda de Música Pascual Marquina, para encarar definitivamente la calle Santa Brígida, donde se sucedieron los vivas a Nuestra Madre y Señora de Belén así como diversas petaladas en un punto de su itinerario donde se dispuso un bello altar con hermosos balcones engalanados para la ocasión, además de diversas flores a las puertas de algunas viviendas.

Acto seguido, la procesión tomó las calles Felipe IV y Capitán Alonso de Vargas en dirección a la calle San Juan de Ávila y la plaza de La Rosa, donde nuevamente se pudo escuchar la nueva marcha procesional 'Madre Gloriosa de Belén', para finalmente realizar su entrada en Arcipreste Fernández Casado, Iglesia y Parroquia de Santiago Apóstol. Ya en el Templo Mayor de Montilla, Pascual Marquina volvió a demostrar su enorme calidad musical en todos los estilos que se proponga, haciendo sonar, una vez más, la nueva obra, en torno a las 23.30 de la noche.




La imagen de Nuestra Señora de Belén

Según detalla el actualmente fallecido Enrique Garramiola Prieto, y que fue cronista oficial de Montilla, en su libro 'Ermita de Nuestra Señora de Belén', el cual se encuentra dedicado "a Ricardo Carrasco Priego y al padre Cristóbal Gómez Garrido, firmes puntales de la ermita y de la fervorosa devoción a Nuestra Señora de Belén y a todos sus fieles bienhechores", la imagen de Nuestra Señora de Belén de Montilla "es de autor desconocido, ignorándose si la escultura fue traída de fuera, como ocurrió en los siglos XVII y XVIII con las de San Francisco Solano, de su iglesia patronal y exconvento franciscano, y de las Vírgenes de la Aurora y de la Rosa, de sus respectivos templos, aunque por la época -último tercio del siglo XVI- a que ha de atribuirse la de Nuestra Señora de Belén, por entonces trabajaron en Montilla imagineros autores de otras imágenes, como Juan de Mesa 'El Mozo', o el de origen portugués Rodrigo Mexía, avecindado y fallecido en la villa, así como Francisco Delgado, pintor encarnador, muy ligado a ella y a la capital cordobesa.

La encarnadura de la imagen fue repintada en diferentes y desgraciadas ocasiones. En 1992 fue restaurada por el escultor cordobés Miguel Arjona Navarro. Si bien no es seguro, tal vez la antigua talla de la imagen de la Virgen sustituyó a la de un lienzo hoy desaparecido".

El libro recoge veintitrés exvotos, datando el más antiguo de 1762, que dice: "Padeciendo Agustín de Luque una grave enfermedad, se encomendó a Nuestra Señora de Belén y sanó. Año de 1762".

BENJAMÍN PORTERO DUQUE / PASIÓN POR MVNDA
FOTOGRAFÍAS: BENJAMÍN PORTERO DUQUE

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