29.3.18

Las Madres Concepcionistas del Monasterio de Santa Ana reflexionan en el primer día del triduo pascual


Las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Convento de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, reflexionan en el primer día del triduo pascual.

Jueves Santo, día del amor fraterno

Con vivo deseo, deseó Jesús celebrar la Cena Pascual con sus discípulos la noche antes de padecer. La Cena serviría de despedida y anticipo. En ambos casos Jesús se desborda: en la despedida, expresando sus sentimientos y deseos más íntimos; en el anticipo, dejándonos un sacramento pascual, que anuncia y garantiza el banquete del reino.


Con el mismo deseo y el mismo amor, quiere Jesús comer la cena con nosotros esta tarde. Quiere repetiros sus palabras, renovar sus gestos y actualizar su entrega. Quiere celebrar con nosotros la Pascua, su Muerte y su Resurrección. Quiere sentarnos a su mesa para anticipar las Bodas del Cordero.

El Jueves Santo es también el Día del Amor fraterno. Es el día en que con más se proclamó y se vivió el amor, el día del gran amor: un amor hecho servicio humilde y misericordioso, como el buen samaritano. Un amor de amistad y comunión, el que comulga no sólo se une a Cristo, sino que se hace Cristo.

Un amor hecho entrega, la capacidad de dar la vida por los demás. Todo este amor nace del corazón de Cristo. Nos da su pan, su palabra, su sangre, su espíritu. Jesús, generosidad pura, amor sin límites. Esta es la clave para entender este misterio de amor: "Como hubiese amado a los suyos que estaban en el mundo, lo amó hasta el fin".

SOR MARGARITA / MONASTERIO DE SANTA ANA

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