4.2.19

El Cabildo de Sevilla inaugura una muestra de textiles históricos en el trascoro de la Catedral hispalense


El montillano Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, regaló ricos ornamentos a la Catedral de Sevilla.

El Cabildo Catedral de Sevilla ha abierto una muestra de textiles históricos en el trascoro del templo metropolitano, aprovechando parte de la estructura expositiva de la muestra sobre Murillo. En ella se da a conocer el patrimonio histórico artístico del Cabildo que habitualmente no se expone en los espacios de la visita cultural, “promoviendo e incrementando entre los sevillanos y foráneos el conocimiento y la visita al primer templo de la Archidiócesis” hispalense, según se destaca en la información facilitada por el propio Cabildo y detalla la Archidiócesis de Sevilla.


Ana Isabel Gamero, conservadora de la Catedral, destaca que “la intención del Cabildo es difundir entre los fieles y visitantes la vida ordinaria de la institución, tomando como referente la estética que presentaba la sala de ornamentos del tesoro”.

La temática expuesta en el primer semestre de 2019 se compone de varios enseres del Cabildo y episcopales. Entre otras piezas, se pueden contemplar bordados en seda, terciopelo, raso o tisú de plata y oro con hilos metálicos; capas, casullas, dalmáticas, paños de indulgencia, mitras, gremiales, porta corporales, cubre cálices y estolas, y piezas de orfebrería en las vitrinas de menor formato. Entre estas últimas se encuentran un cáliz, una cruz pectoral y un anillo. La muestra busca, de esta forma, no sólo centrar la mirada del visitante en las obras del siglo XVI hasta nuestros días, sino que pueda alcanzarse una comprensión global de la liturgia en la Catedral.

Las piezas se han expuesto en un mobiliario adaptado en los años 20 del pasado siglo en la denominada contaduría baja de la Catedral para la exposición de algunos de estos textiles. Posteriormente se reformó dicho mobiliario para la muestra ‘Magna Hispalensis. El universo de una Iglesia’, con el fin de presentar la orfebrería. Esta pequeña muestra recupera la espacialidad del trascoro. Gamero subraya que “lo que muestran estas vitrinas es un auténtico tesoro artístico con un único fin: la mayor gloria de Dios”.


Renovación de los tejidos expuestos

Para una mejor conservación de los enseres expuestos, las piezas de textiles históricos se irán cambiando aleatoriamente cada semestre. Se trata de tejidos que han sido fijados por dos especialistas en esta materia –María Gema Pérez y Laura Pol– y el personal de mantenimiento del Cabildo Catedral. Siguiendo los criterios de conservación que actualmente aplica la Catedral, estos cambios consiguen adaptar los contenidos de la muestra a la dinámica del propio templo.

La relación del hombre con Dios necesita del culto y la liturgia y los ornamentos sagrados que se presentan en esta muestra. Estos ornamentos de la Catedral de Sevilla dan fe de la magnificencia del ceremonial con que se celebraban las festividades religiosas. La colección es importante por la cantidad, calidad y variedad de piezas histórico artísticas, que siguen realzando las ceremonias más solemnes.


A causa de los cambios en los usos litúrgicos, últimamente los motivados por el nuevo misal de 1969, dejaron de utilizarse algunas prendas litúrgicas, como manípulos, cubrecálices, amitos, paños de púlpito y de indulgencias, velos de altar..., entre otros, habiendo caído ya en desuso las planetas y los gremiales. Todas estas piezas así como otras muchas que no se utilizan habitualmente están guardadas en cajoneras, armarios y almacenes adecuados.

La Catedral encargaba, mediante contratos, los ornamentos a distintos talleres y nombraba a un bordador de prestigio para que examinara todo el proceso y tasara, mediante informe, el precio. Además, durante siglos, los canónigos y las dignidades vestían en las procesiones y otras ceremonias importantes capas de imaginería, que cada uno costeaba con sus ingresos.

Cuidados permanentes por parte del Cabildo

La fragilidad de los tejidos, el empleo continuado de los ornamentos y su desgaste necesitan una atención continuada. En la Catedral de Sevilla está documentado desde el siglo XV el cargo de “maestra de los ornamentos o de las vestiduras”, responsable del cuidado, mantenimiento y reparación de estos tejidos, que actualmente realizan los restauradores y talleres especializados.


Del ajuar medieval quedan testimonios iconográficos y documentales, pero también extraordinarios restos de las vestiduras de San Fernando y su pendón. Esta insignia, izada por las tropas cristianas el día de la conquista de Sevilla, el 23 de noviembre de 1248, es una pieza excepcional que, realizada en la primera mitad del siglo XIII, tenía originariamente cuatro cuarteles con castillos y leones, dispuestos en diagonal y bordados mediante la técnica del encajado de figuras.

Su hijo Alfonso X el Sabio mandó en su testamento que los ornamentos de su capilla y un paño de altar pasaran a la Catedral. Tiempo después, el cardenal Juan de Cervantes (+1454) y El Gran Capitán, el montillano Gonzalo Fernández de Córdoba (+1515), regalaron ricos ornamentos. También la Reina Católica donó algunas ropas a la imagen de la Virgen de los Reyes. Sin embargo, la mayoría de los ornamentos litúrgicos se remonta al siglo XVI, como son algunos frontales de altar bordados.

Obra de gran valor artístico e histórico, depositada en la Catedral, es la capa pluvial con la que se revistió Carlos V el día de su coronación en la Catedral de Aquisgrán el 23 de octubre de 1520, así como el capillo y los orfres de imaginería que representan santos reyes y reinas con bordados recamados realizados en talleres flamencos hacia 1508.


Unas cuatro mil piezas conservadas

Se conservan, aproximadamente, unas cuatro mil piezas, entre las que destacan los ternos de los siglos XVII y XVIII. Existen cerca de trescientas capas pluviales o procesionales, con orfres y capillos de imaginería, restaurados y trasladados a nuevos soportes. Aún hoy se continúan utilizando las mismas capas: rojas en las procesiones del Domingo de Ramos y de San Clemente; las blancas, el día de San Fernando, y las azules, en la festividad de la Inmaculada.

Los frontales de altar conservados son veinte y la mayoría tienen ternos en conjunto. Entre los paños destacan los faldones procesionales de la custodia del Corpus y varios gremiales del siglo XVIII, el gran tapiz bordado filipino del siglo XVII, un repostero carmesí bordado con el emblema de la Catedral, de finales del siglo XVII, y varios paños de difuntos bordados en el mismo periodo.

REDACCIÓN / PASIÓN POR MVNDA
FOTOS: ARCHIDIÓCESIS DE SEVILLA

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