24.5.20

Reflexionamos con las Madres Concepcionistas Franciscanas del Monasterio de Santa Ana de Montilla con motivo de la solemnidad de la Ascensión del Señor


Las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Monasterio de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten un texto, con su correspondiente imagen, con motivo de la Ascensión del Señor, los cuales reproducimos a continuación.

Me voy al Padre, pero volveré

En medio de las palabras de despedida, Jesús se esfuerza en consolar a sus discípulos y a la vez nos promete quedarse con nosotros hasta el final de los tiempos.


Me voy, pero vuelvo. No tardaré mucho.

Me voy, pero me seguiréis más tarde.

Me voy, pero no me olvidaré de vosotros. Os llevo en el corazón.

Me voy, pero os estaré preparando un sitio.

Me voy, pero me volveréis a ver. Será para vosotros una alegría inextinguible.

Me voy, pero os llevaré conmigo y ya nada nos podrá separar.

Me voy, pero saldréis ganando, porque mi Padre y yo os enviaremos al Espíritu de la Verdad: el Amor. Él os acompañará, defenderá maravillosamente y os colmará de los dones de Dios.

Me voy, pero intercederé por vosotros ante el Padre y todo lo que pidáis en mi nombre os los concederá.

Me voy, pero yo pido al Padre que cuide de vosotros.

Me voy, pero me quedo con vosotros.

Jesús lo deja todo lleno de su presencia. Podemos encontrarnos con Él en lo más profundo del alma o en lo más profundo del amor, de cualquier amor verdadero. En lo más profundo del dolor, del deseo y la esperanza... Aunque no lo veamos con los ojos corporales, lo vemos con otros ojos más profundos. Es una presencia íntima, espiritual, transformadora. Es decir, una presencia más rica y eficaz. Por eso nos dice: "Os conviene que yo me vaya". Nos lo dice porque salimos ganando al partir al Padre.

Tras su partida, nos encomienda una tarea: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio". Continuar su obra, dar a conocer el amor del Padre, hacer presente a Cristo en cada momento y en cada lugar, vivir en oración, teniendo entrañas de misericordia, pasar por la vida haciendo el bien, perdiendo la vida amando a los demás... Y en eso estamos. Y nada que quedarnos mirando al cielo como personas sin esperanza.

Jesús quiere estar con nosotros. Sus últimas palabras: “Yo estoy con vosotros... hasta el fin del mundo. ¿Hay mejor despedida que esta? ¡Gracias, Señor, por haberte quedado siempre con nosotros!

SOR MARGARITA / MONASTERIO DE SANTA ANA

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