29.3.21

El Santísimo Cristo del Perdón en la Exaltación del Pregón de la Semana Santa de Montilla 2021

LUNES SANTO
ESTACIÓN DE PENITENCIA DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDÓN
  
 Música: Hermano Costalero (Banda de Música)
Narrador: Antonio Maya Velázquez
 
La noche amenaza lluvia. El Llanete de San Agustín no se contentaba con la mañana y tarde del Viernes para vivir su Semana Santa y quiso ver a un Cristo, silencioso y derramando perdón la noche del Lunes Santo.


Con qué mimo lo lleváis
bajando la calle Ancha.
Profundo recogimiento.
Mujeres de edad temprana
que acompasáis vuestro paso
con mil y una plegaria.

La calle de Las Prietas, estrecha y oscura, haciendo gala a su nombre, le imprime desde un primer momento a la comitiva un carácter de seriedad y respeto. Allí vi tu rostro ensangrentado. Tu cuerpo sin fuerza caía como aliviado después de tantos sufrimientos. Tus ojos cerrados perdonaban. ¡Qué difícil es reconocer en tu imagen a ese juez severo y estricto que nos quisieron a veces inculcar! Tú fuiste más bien la víctima y por eso vas repartiendo indulgencia ante tanto tropiezo como vamos dando en nuestro camino.

Los fallos y errores, compañeros inseparables de nuestro viaje y que nunca faltan en nuestras alforjas. “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. ¿Quién no ha torcido a veces su camino confundiendo la luz con las luminarias de feria?

Cristo del Perdón, enséñanos hoy esa complicada asignatura, empezando por nosotros mismos. ¡Qué difícil es sonreír ante nuestro propio espejo! ¿Y por qué no? Reírnos de nosotros mismos aceptando nuestras limitaciones y nuestras incapacidades. Este será el primer paso para abrir la puerta y perdonar a los otros.

En esta lucha entre el bien y el mal, el perdón, como fruto del amor, es el que equilibra el fiel de la balanza. Gracias a él el mundo sigue girando y cada primavera surgen brotes nuevos del tronco agrieteado del invierno. Decía Graham Green: “Si conociéramos el último por qué de las cosas, tendríamos compasión hasta de las estrellas”.

Tus ojos cerrados, bajo el peso de la noche, me dicen que no sólo hay que perdonar, sino olvidar. El alma del hombre es tan pequeña que, si la llenamos de rencores y resentimientos, no dejamos hueco para las cosas grandes, para el amor. Me impresionó cuando de niño visité el Museo del Ejército y leí un gran letrero que decía: “Los españoles perdonan, pero no olvidan”. Triste sentencia que empequeñece el perdón. Hay que pasar página si queremos llegar a buen fin en el libro de la vida.

MANUEL RUZ FERIA, 1997
FOTOGRAFÍA: B.P.D.

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