31.3.21

La Hermandad del Cristo del Amor en la Exaltación del Pregón de la Semana Santa de Montilla 2021

MIÉRCOLES SANTO
HERMANDAD SALESIANA DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL AMOR

Música: Christus Factus Est / Tu Am Coronam / Christi Dolorum

Narradora: María Auxiliadora Reyes Ruiz

Aprendí a rezar tras el capirote negro del Amor. Aprendí a rezar cuando era un chaval, perdido en la larga e inmensa fila de silencios anónimos, cientos de chasquidos de farol, cientos de salesianos. Aprendí que rezar en Semana Santa es hacer estación de penitencia.


Aprendí a rezar esperando en el patio del colegio a que dieran las once de la noche. donde jugué en mi niñez, donde me caí y me levanté una y mil veces, donde pasé del pantalón corto al largo. Aprendí a rezar mientras prendía la llama de la vela de mi farol o me colocaba como un verdadero ritual la cruz trebolada del antifaz, y recordaba aquellos recreos, el juego de la bandera, aquellas tardes de incansable fútbol.

Aprendí a rezar mirando ese único cielo que nos ha cubierto hasta hoy desde que éramos niños. Recorrer esos patios cada año para rememorar siempre aquellos momentos. Aprendí a rezar esperando verlo bajar la escalinata de la iglesia santuario y disfrutar con el recuerdo de esos días siempre festivos en honor de Domingo Savio y San Juan Bosco, la torta de azúcar con una jícara de chocolate, las bolas en ese patio de albero y el tres en raya en el suelo de un pórtico ya perdido. Por fin la cortina se descorre.

Última mirada a mi túnica para decirle:
Ya es la hora, compañera,
despierta de tu letargo,
abrígame en esta noche estrellada,
abraza de nuevo este día,
cíñete un cíngulo de esparto.
Late, si cabe con más fuerza,
que hoy me has de acompañar,
como cada Miércoles Santo.

Aprendí a rezar bajando junto a mi amigo la cuesta del colegio. Aprendí a saborear el sosiego, la paz interior que te regala un capirote. Sí, yo fui, soy y seré siempre nazareno. Así aprendí, orando con un farol en la mano, escuchando un ronco tambor apesadumbrado, caminando con “El Amor” por las calles de Montilla a plena luz de la luna.

Deprisa, siempre deprisa,
que la conjura se anuncia,
que a la Centuria Romana Munda
ya le han llegado noticias.
Pero hoy dejadme ser nazareno,
de este Cristo de Montilla.
Dejadme aliviar mis culpas,
contarle dónde anduve todo este tiempo.
Señor, déjame soñar,
ser luz de rojo farol,
estar entre tus nazarenos.
Déjame estar contigo,
envuelto en amor eterno,
a las once de la noche
en la Cuesta del Silencio.

FRANCISCO SOLANO LÓPEZ HIDALGO, 2005
FOTO: HERMANDAD (MIÉRCOLES SANTO 2021)

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