16.11.23

Así es la carta semanal del Obispo de Córdoba

“No apartes tu rostro del pobre” (Tb. 4,7)
VII Jornada Mundial de los Pobres, 2023

Hace ya siete años, el Papa Francisco ha instituido la Jornada Mundial de los Pobres, a celebrar en el tercer domingo de noviembre, cuando el año litúrgico está para concluir. Con esta Jornada se pretende reflexionar acerca de esta realidad central del Evangelio, la actitud de Cristo, que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza, y la urgencia de salir al encuentro de nuestros hermanos los pobres con una actitud de corazón pobre.


«Vivimos un momento histórico que no favorece la atención hacia los más pobres. La llamada al bienestar sube cada vez más de volumen, mientras las voces del que vive en la pobreza se silencian… Los pobres se vuelven imágenes que pueden conmover por algunos instantes, pero cuando se encuentran en carne y hueso por la calle, entonces intervienen el fastidio y la marginación.

La prisa, cotidiana compañera de la vida, impide detenerse, socorrer y hacerse cargo de los demás. La parábola del buen samaritano (cf. Lc. 10,25-37) no es un relato del pasado: interpela el presente de cada uno de nosotros. Delegar en otros es fácil; ofrecer dinero para que otros hagan caridad es un gesto generoso; la vocación de todo cristiano es implicarse en primera persona» (Francisco, Mensaje para la VII Jornada Mundial de los Pobres 2023, n.4).

Así lo enseña Tobit a su hijo Tobías, cuando le enseña la sabiduría de la vida (véase Libro de Tobías). El hijo Tobías se abre a una vida nueva, en la que tiene que construir su futuro, encontrar trabajo, elegir esposa, librarse de distintos peligros. Y para todo eso recibe de su padre una consigna: “No apartes tu rostro del pobre”. El padre Tobit le había dado ejemplo, socorriendo a los pobres, enterrando a los muertos, haciendo el bien a su alrededor. Es la mejor manera de transmitir un estilo de vida, con el propio ejemplo.

Para la Jornada de este año, este es el lema, tomado de Tobit. Nos recuerda el Papa que la continua llamada al bienestar y al consumo sube cada vez más el volumen. Ahora que se acercan las Navidades, todo el mundo piensa cuánto va a gastar para pasar bien las fiestas. Apenas se piensa en tantas personas que, precisamente llegadas estas fiestas, nos gritan sin palabras cómo es nuestra vida.


Las imágenes de los pobres nos conmueven, pero tenemos tanta prisa que no nos da tiempo a detenernos para escuchar sus necesidades. Delegar en otros es fácil, dar una limosna es un buen gesto, pero ante la realidad de los pobres, un cristiano tiene que implicarse en primera persona: tiene que tocar la carne de la pobreza en directo.

Se trata en esta Jornada de poner a los pobres en el centro de la vida de la Iglesia e interrogarnos cada uno qué lugar ocupan los pobres en nuestra vida. Hasta qué punto somos sensibles a sus necesidades, hasta qué punto nos dejamos interpelar por sus carencias, invitándonos a nosotros al despojamiento de tantas cosas superfluas.

Sólo un corazón pobre puede acercarse a los pobres. En este sentido, los pobres nos evangelizan, nos interpelan, nos invitan a cambiar de vida. Ellos nos resultan molestos, pero nos hacen un gran favor, desinstalándonos de nuestras comodidades, al estilo de Cristo.

Os invito a que en todas las parroquias y comunidades cristianas la Jornada Mundial de los Pobres nos lleve a una reflexión profunda sobre cuál es nuestro trato con los pobres, en todos los tipos de pobreza, material y espiritual. Y hasta qué punto el trato con ellos nos va haciendo parecidos a Jesucristo, el buen samaritano. Recibid mi afecto y mi bendición,

DEMETRIO FERNÁNDEZ, OBISPO DE CÓRDOBA
FOTO Y VÍDEO: DIÓCESIS DE CÓRDOBA

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