9.10.14

A don Antonio Gómez ( II ): "Estar aquí y ser montillano son gracias que El Señor me ha dado y que no me cansaré de agradecer"


Don Antonio Gomez y La Asunción, más de medio siglo de vida fecunda

Las Casas Nuevas son el origen del actual barrio del Gran Capitán, donde se asienta un tercio de la población montillana. El enclave es hoy un núcleo con problemas urbanísticos propios, intensa actividad comercial, que bulle en el entorno de sus principales arterias y una creciente densidad de tráfico, que se desplaza por las calles y avenidas de este barrio de arquitectura dispersa y variopinta, que ha crecido a impulsos de la necesidad en los últimas seis décadas de la historia montillana.


Don Antonio Gómez bendice el Estadio Alvear de Montilla

Sesenta años atrás, sólo un grupo de casas de curioso aspecto colonial se levantaban en un descampado distante del casco urbano, limitado por los arcos de la Puerta de Aguilar. En medio de estas edificaciones, siguiendo fielmente su mismo estilo, se había construido, unos años antes, una pequeña Ermita dedicada a la Virgen, apreciable solo por su modesta espadaña que domina la amplia plaza de La Merced.

Cuando el entonces Obispo de Córdoba Fray Albino, decidió convertirla en Parroquia, don Antonio Gómez Márquez era un joven sacerdote que había comenzado su andadura pastoral en el vecino pueblo de Aguilar. Su vida estaría vinculada, desde entonces, a la naciente feligresía y al barrio de las Casas Nuevas, de cuyo paisaje más profundo formaba parte indisoluble. Don Antonio vivió tan intensamente la génesis, el crecimiento, la expansión de esta zona, que su memoria fue incapaz de retener tantas vivencias, personas concretas, y tantos problemas por los que luchó codo a codo con los vecinos. "Estar aquí y ser montillano -confesó-, son gracias que El Señor me ha dado y que no me cansaré de agradecer". Y así, año tras año, el barrio fue creciendo con la Parroquia.

Cuando las necesidades desbordaron la pequeña Iglesia de La Asunción, don Antonio, a la cabeza de feligreses y parroquianos entusiastas, acometieron la construcción del nuevo Templo, ladrillo a ladrillo, teja a teja, losa a losa, sin más medios que la ilusión y la confianza en la Providencia.

Esta crónica fotográfica -recogida en la sección 'Montilla en el Objetivo' de una de las ediciones de archivo de la revista Nuestro Ambiente, publicada por Miguel Aguilar Portero, José María Luque Moreno, Juan Bosco Portero Castellano y Andrés Ramírez Hidalgo, de la que hoy reproducimos una instantánea-, quiso rendir homenaje a la Parroquia con motivo de su primer medio siglo de existencia, y de modo especial a don Antonio Gómez, su titular durante largos años y posteriormente su párroco emérito.

Tras un largo y fecundo ministerio activo, el sacerdote sólo hizo una petición -tal vez la primera destinada a él mismo-: vivir el resto de sus días en la vivienda aneja de la sencilla y entrañable Iglesia a la que dedicó lo mejor de su vida.

Bendición del Estadio Alvear

Aunque situado en un extremo de Montilla, el barrio del Gran Capitán se convirtió en el centro del deporte local. La causa de ello la tenemos en la fotografía. A finales de los años 50, se inauguró el Estadio Alvear, en dependencias de la bodega del mismo nombre. La foto nos muestra a don Antonio Gómez bendiciendo el coso futbolístico, y en segunda fila aparecen, entre otros, el alcalde de Montilla, don Rafael Ruz y don Alvaro de Alvear, directivo de la bodega.

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