Hoy domingo, día 20 de septiembre, a partir de las 12.00 del mediodía, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores celebrará, en la Capilla de Jesús Nazareno de la Iglesia de San Agustín, tal y como informó la corporación en la mañana del pasado jueves, una solemne función religiosa en honor a la titular de la hermandad, con motivo de su festividad que se conmemoró el pasado martes día 15 de septiembre.
La festividad de Nuestra Señora de los Dolores del 15 de septiembre fue establecida en la Iglesia en 1715. En ella se conmemora los Siete Dolores que tradicionalmente se han considerado como los más profundos en la vida y en el corazón de la Virgen María.
Los enumeramos para sensibilizarnos en el amor a María Santísima: no encontró María albergue en Belén, donde dar a luz a su Hijo; una espada traspasará su alma; la huida a Egipto; el niño perdido y hallado en el templo; el encuentro de María con su hijo camino del calvario; la crucifixión; la sepultura de Jesús y la soledad de María.
La imagen de María Santísima de los Dolores
La imagen de María Santísima de los Dolores, de tamaño casi natural de las denominadas de candelero, ofrece actualmente un aspecto bien diferente del que presentaba con anterioridad a 1941. Fue en esa fecha cuando Manuel Garnelo y Alda talló la cabeza y las manos de la actual imagen.
Desde el siglo XVII, la dolorosa formaba parte de la estación de penitencia de la Hermandad de Jesús Nazareno, siendo portada, el Viernes Santo, en un pequeño paso, al igual que otras imágenes, como San Juan o la Magdalena, que también integraban el cortejo procesional.
Se sabe casi con seguridad que en el siglo XVIII el escultor Jorge de Cueto instaló un mecanismo que permitía mover el brazo de la imagen, desde el interior de las andas, para que pudiera dar la bendición en el paseo de Cervantes y en el Llanete de San Agustín.
La Virgen de los Dolores fue la primera imagen mariana de nuestra Semana Santa que fue procesionada en un paso grande de madera y con palio. Esto sucedió a comienzos de la década de 1940, usando, en los primeros años, el mismo palio que había llevado Jesús Nazareno tiempos antes.
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