La milagrosa imagen de Nuestro Padre de Familias, que presidió varias sesiones del Concilio de Trento, y que recibe culto en clausura, a lo largo del año, en su capilla del Monasterio de Santa Clara de Montilla, excepto los quince días que es trasladado hasta la iglesia del convento para la celebración de su solemne novena y su procesión, siendo así una devoción muy particular, procesionó en la tarde-noche de ayer domingo, día 17 de septiembre, por nuestras calles en el día de su fiesta, partiendo, alrededor de las 20.30, de la mencionada iglesia de dicho convento, acompañada de numerosos fieles, tras la Santa Misa que se inició a las 19.30.
La procesión de la Hermandad de Nuestro Padre de Familias discurrió, tal y como informábamos el pasado sábado, por las calles Benedicto XIII, San Luis, Alta y Baja, José María Carretero, Escuelas, Fernández y Canivell, plazuela de La Inmaculada, Corredera, San Juan de Ávila, San Luis, San Juan de Dios, Gran Capitán, Llano de Palacio, Benedicto XIII, para finalmente regresar a la iglesia del monasterio. De este modo, la preciosa y antiquísima talla de Jesús Crucificado estuvo acompañado musicalmente, por segundo año consecutivo, por la Banda de Cornetas y Tambores Santa Victoria de Córdoba.
Al regreso del emotivo cortejo al incomparable marco del Monasterio de Santa Clara, se dieron a venerar y a besar, en el citado templo, a una gran cantidad de fieles y devotos, y como viene siendo tradicional, dos relicarios: la Santa Espina de Cristo, traída por el Duque de Feria desde Italia en el siglo XVII, y el Lignum Crucis, regalado al convento por la Reina Isabel de Portugal en el siglo XVI.
Previamente, a las 11.00 de la mañana, se celebró una solemne función eucarística, que estuvo presidida por el sacerdote Carlos Morales Fernández, capellán del citado monasterio, vicerrector de la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, vicario parroquial de Santiago Apóstol y vicedirector del Centro Diocesano San Juan de Ávila de Montilla.
De esta manera, se dan por concluidos los cultos en honor a la venerada imagen de Nuestro Padre de Familias, que se iniciaron el pasado día 3, en el citado convento, con el solemne traslado de la sagrada y milagrosa imagen de Nuestro Padre de Familias desde su capilla hasta la iglesia del mismo, y la celebración de su solemne novena, que ha tenido lugar del 8 al 16 de septiembre.
Detalles históricos y artísticos de la Capilla de Nuestro Padre de Familias
En el claustro alto del tercer patio del Convento de Santa Clara se encuentra la Capilla de Nuestro Padre de Familias, una de las joyas artísticas e históricas de Montilla, que corre grave peligro de derrumbe así como sus dependencias anexas, al presentar importantes y graves deficiencias su estructura y su cimentación debido a la acumulación de humedad. Se trata de un espacio rectangular de unos ocho por seis metros, con solería antigua de losetas cuadradas vidriadas en blanco y verde, dispuestas en ajedrezado. Cubre el ámbito una cúpula elíptica sobre pechinas.
Nuestro Padre de Familias es una talla policromada en pasta de madera que representa a Jesús muerto en tres clavos y con la cabeza caída sobre el hombro derecho. El paño de pureza, de plegados muy esquemáticos, presenta añadidos de ciertos apliques dorados.
La cruz, de sección rectangular, está revestida con chapa de plata cincelada y presenta bordura barroca. Al pie, se encuentran dos ángeles turiferarios. Sus medidas totales son 120 por 72 centímetros, aproximadamente. Se trata de una talla del siglo XVI. Según la tradición, la imagen presidió varias sesiones del Concilio de Trento.
El retablo mayor de la capilla es de madera jaspeada en blanco, rojo y azul, con elementos de talla dorada, impuestos sobre el conjunto. Consta de banco, principal y ático, y de tres calles señaladas por pilastras adosadas con capiteles toscanos que asientan en pedestales prismáticos.
En las calles laterales del banco se encuentran sendos relicarios de maderas preciosas –con miniaturas pictóricas y taraceas-, en forma de templetes clásicos de comienzos del siglo XVIIII, a los que se les añadieron, posteriormente, diversas tallas doradas.
En el cuerpo principal, la calle medial presenta una hornacina acristalada, con remate semicircular, en la que se encuentra el crucificado de Nuestro Padre de Familias. En las entrecalles laterales, hornacinas, también de medio punto, con dos bustos de talla policromada que representan a las santas mártires Apolonia y Cecilia, flanqueados, ambos, por las pequeñas esculturas de terracota de San Sebastián y San Antonio, sobre repisas.
Una cornisa recta marca el tránsito al ático, con una sola calle entre pilastras adosadas, en cuyo eje, en una hornacina de tipo cascarón, se sitúa la imagen de la Purísima Concepción. A cada lado de este hueco se hallan las esculturas de San Bernardino de Sena y de San Juan de Capistrano. Completan el coronamiento, enmarcando su única calle, unos aletones involutados.
Este conjunto responde a esquemas propios de la segunda mitad del siglo XVII, aunque debió sufrir arreglos y añadidos posteriores. El más significativo de los cuales se produjo en el último cuarto del XVIII.
BENJAMÍN PORTERO DUQUE / PASIÓN POR MVNDA
FOTOGRAFÍAS: RAFY MÁRMOL
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