3.12.17

Las Madres Concepcionistas Franciscanas del Monasterio de Santa Ana reflexionan en el 4º día de la novena en honor a la Inmaculada Concepción de María


Las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Convento de Santa Ana de Montilla reflexionan en el primer domingo de Adviento y en el cuarto día de la solemne novena en honor a la Inmaculada Concepción de María.

Día cuarto


Arranca el Adviento con mucha fuerza, a pesar del frío que amenaza con “congelarnos” si nos descuidamos. Pero lo más importante es no dejarle que congele nuestro corazón, el motor principal para caminar hacia la Navidad.

En la eucaristía de esta mañana, hemos encendido el primer cirio de la Corona de Adviento como símbolo de la luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene.

En esta primera semana del Adviento, queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría, en vigilia, sin sueño, esperando en activo, como María Inmaculada. Por eso, esta espera, con seguridad contamos con la compañía de Ella, que gracias al «fiat», Jesús vendrá a nuestra tierra. Vuelve a encarnarse todos los días, en la eucaristía, en cada alma, como regalo y sustento.

Oración: ¡Oh, Dios, que nos ha llamado al seguimiento de tu Hijo, siguiendo el ejemplo de María, haz que con nuestra vida de silencio seamos capaces de escuchar tu palabra, haciendo de nuestra vida una entrega generosa por amor a Tí y todos los hombres. Amén.

SOR MARGARITA / MONASTERIO DE SANTA ANA

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