5.4.20

Así viven la llegada del Domingo de Ramos y el inicio de la Semana Santa en el Monasterio de Santa Ana de Montilla


Las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Monasterio de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten un texto, con sus correspondientes imágenes, con motivo de la llegada del Domingo de Ramos y del inicio de nuestra Semana Santa, el cual reproducimos a continuación.

Domingo de Ramos: vivir la Semana Santa desde el silencio


Con la lectura de la Pasión del Señor en la eucaristía de este día, y a pesar de todo cuanto acontece, arranca la Semana Santa. Este año, tanto la Cuaresma como la Semana Santa tiene un sabor muy muy distinto. Desde el silencio de nuestras casas, vamos a contemplar la subida de Jesús a Jerusalén, vamos a verle derramar sus lágrimas sobre todos nosotros, porque en esta epidemia que nos apalea sin piedad, Él permanece a nuestro lado, sufriendo con su pueblo, acompañándonos en esta subida que llevamos días luchando por llegar a la cima.

Aunque nosotras hemos tenido la gracia de hacerlo, la mayoría de los cristianos no han podido levantar los ramos de olivos que levantamos cada Domingo de Ramos gritando 'Hosanna al Hijo de David...', pero sí podemos levantar nuestros corazones para pedirle que, si es su voluntad, que aleje de nosotros este mal que sufrimos, que sane a los enfermos, que proteja a los sanitarios y la fuerza del orden y a todas las personas que hacen posible que todo funcione en estos momentos tan difíciles.


Jesús mira a Jerusalén, Jesús me mira a mí, Jesús mira a cada uno de nosotros, sobre todo a todos los enfermos que luchan por superar esta enfermedad. Y en silencio, ahí, en la profundidad del amor, comprendemos el llanto de Jesús, el amor enorme que siente por cada uno de nosotros.

Quizás la situación actual nos ayude a contemplar y a vivir más profundamente esta Semana de Pasión. Contemplemos con la certeza que Cristo padeció y sigue padeciendo por cada uno de nosotros. Pidamos las gracias de mirar a Cristo crucificado, participando de sus mismos sentimientos de amor y de entrega. Como Santo Tomás y demás discípulos, subamos a Jerusalén para morir con Jesús. Acompañémosle para descubrir en profundidad su forma de vivir, de entregarse, e incluso, de morir.

SOR MARGARITA / MONASTERIO DE SANTA ANA

No hay comentarios :