20.8.20

La Junta de Andalucía autoriza el proyecto de restauración del retablo del Buen Pastor del Monasterio de Santa Clara de Montilla


La Comisión de Patrimonio de la Delegación Territorial de Cultura ha autorizado el proyecto de conservación y restauración del retablo del Buen Pastor de la iglesia del Monasterio de Santa Clara de Montilla, según ha informado la delegada Cristina Casanueva. El presupuesto asciende a 14.620,18 euros, si bien, al igual que sucede con la restauración del Cristo de la Tabla, la Junta de Andalucía no aportará ni un solo euro a dichas restauraciones.

El proyecto, promovido por la madre abadesa del monasterio pretende consolidar los elementos dañados y los materiales degradados así como restaurar y conservar el conjunto y facilitar su interpretación y lectura, bajo un criterio de intervención mínimo, respetando las aportaciones de épocas existentes y utilizando materiales compatibles con la conservación, restauración y rehabilitación, tal y como recoge la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía.

El proyecto está planteado en tres fases: trabajos previos, conservación y restauración de la arquitectura lignaria y la conservación y restauración de la pintura sobre tabla. La iglesia del Monasterio de Santa Clara de Montilla es un edificio protegido inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con la tipología de Monumento. Actualmente es Bien de Interés Cultural (BIC), tal como establece la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía. Asimismo está incluido dentro del Catálogo de Elementos Protegidos dentro del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de Montilla.

El retablo del Buen Pastor

El retablo del Buen Pastor se encuentra en el interior de la iglesia del Monasterio de Santa Clara. Fundado en 1512 como convento de franciscanas, su construcción finaliza en 1524. De aspecto mudéjar y carácter popular, es un edificio que repite el modelo de monasterio típico de las clarisas de Andalucía.

La iglesia tiene nave rectangular con presbiterio de planta cuadrada, separada del resto por arco toral. En su interior destaca el retablo objeto de la actuación, atribuido a Baltasar del Águila en 1599. En su origen estuvo situado en la antigua enfermería de invierno ubicada en la planta alta del edificio, pero acabó siendo trasladado hasta el muro del Evangelio de la Iglesia, ubicación que ocupa actualmente.

Se trata de un óleo sobre tabla de madera tallada, dorada y policromada, con pilastras sobre pedestales. El motivo central del retablo es la flor de lis. Destacan los capiteles jónicos que sustentan el entablamiento donde figura la inscripción latina que hace alusión al Buen Pastor. Presenta elementos decorativos alusivos a la Pasión de Cristo en el interior de seis medallones.


La escena que representa se divide en dos planos diferenciados. La parte inferior, la terrenal donde aparecen figuras arrodilladas y destaca un personaje masculino con túnica blanca y manto rojo y otro femenino con atuendo del siglo XVI. Ambos con otras figuras en posición orante y ataviados con túnicas. El plano superior destaca como escena central la figura del Buen Pastor coronado y rodeado de un resplandor. Jesús con túnica blanca lleva una oveja sobre sus hombros y alrededor se colocan una serie de ángeles entre nubes tocando instrumentos y portando filacterias con alabanzas a Jesús. Los colores del conjunto son secos y brillantes.

Bien protegido

La degradación que sufre el retablo del Buen Pastor de la iglesia del Monasterio de Santa Clara de Montilla y el alto grado de protección que le otorga el estar integrado dentro de un Bien de Interés Cultural como es el propio Convento de Santa Clara, obliga a realizar la intervención sobre el mismo para frenar su proceso de degradación y recuperar ciertos aspectos estéticos y funcionales.

El peligro de inestabilidad en ciertas partes de la estructura del bien y la importancia de recuperar parte de su aspecto justifica la necesidad de la intervención. El conjunto está muy dañado por la aparición de grietas y fisuras, craquelados, ennegrecimientos de gran parte de la superficie, pérdidas cromáticas e incluso pérdidas de carácter volumétrico, además de levantamientos de la policromía, alabos, desplazamientos, separación de piezas o ensambles, oxidación de la capa de protección, abrasión, suciedad o inestabilidad en las uniones.

REDACCIÓN / PASIÓN POR MVNDA

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