El Pleno de la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Montilla celebró en la noche del pasado 13 de enero una sesión ordinaria, mediante videoconferencia, en el que en su punto cuarto del orden del día se aprobó por unanimidad el convenio de cesión de instalaciones del Monasterio de Santa Clara a favor del Consistorio montillano con fines socioculturales. De esta manera, en el vídeo que publicamos, puedes ver las distintas intervenciones en referencia a este asunto.
Así, y tal y como informaba el Ayuntamiento el pasado 12 de enero, el convenio se establece principalmente con el propósito de incentivar la conservación patrimonial del edificio, para posteriormente darle un uso sociocultural.
De este modo, el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, dio a conocer la propuesta sobre la creación de un convenio de cesión de las instalaciones del Convento de Santa Clara a favor del Ayuntamiento con fines socioculturales. Se trata de “un trabajo que llevamos años dándole forma”, tal y como puntualizó el primer edil montillano, y mediante el que se pretende que una parte del edificio sea de uso municipal.
“La totalidad de la Corporación estamos plenamente de acuerdo en la conservación de nuestro patrimonio”, insistió Rafael Llamas, recordando que “se han hecho intervenciones importantes, y otras no se han llegado a tiempo y se ha perdido parte de esa edificación, y ahora tenemos la oportunidad de trabajar para que el deterioro de este convento no vaya a más”.
“El Ayuntamiento se compromete en desarrollar una serie de obras en 50 años, que van a posibilitar que tengamos un uso y podamos poner también esos espacios patrimoniales e históricos al servicio de nuestro desarrollo económico, vinculado al turismo, pero eso tampoco nos va a parar en buscar apoyos externos con otras instituciones y entidades para que puedan seguir colaborando en el Convento de Santa Clara”, explicó.
El Convento de Santa Clara en el Boletín de Información Municipal de Montilla (BIM) del mes de diciembre de 1987: historia, arte y dulces navideños.
Don Pedro Fernández de Córdoba, primer marqués de Priego, fue quien inició la construcción del Convento de Santa Clara, en un principio destinado a los frailes franciscanos. Las obras se iniciaron en 1512 y en 1515 estaba terminado.
Más como la hija menor de don Pedro, doña María de Jesús y Luna, quisiese tomar los hábitos, esta decidió continuar la obra del convento que su padre había iniciado -este había fallecido en 1517- para los frailes, y así formar comunidad en él, dada la proximidad con el palacio de sus hermanas.
Así, en 1525, doña María de Jesús y Luna, su hermana doña Isabel Pacheco Enríquez y diez monjas más, constituyen la primitiva comunidad del Convento de Santa Clara, perteneciente a la Orden de Clarisas Franciscanas. A los frailes les había sido construido el Convento de San Lorenzo.
Tanto a través de las dotes que aportaban las monjas, como por medio de las donaciones privadas, la congregación va adquiriendo cada vez más patrimonio, de tal manera que cuando se desamortizan las tierras de la Iglesia, se le expropian a este convento 494 fanegas de tierra.
Otro momento importante en la historia del convento es la incautación del mismo por parte del Ayuntamiento en 1873, con la consiguiente exclaustración de las monjas, regresando al convento en marzo del año siguiente.
En el capítulo XIX de las crónicas de la provincia de Granada, aparecen relatados una serie de hechos milagrosos ocurridos en el convento, de entre los que cabe destacar el que a continuación transcribimos y que tuvo lugar en 1659:
"Al lado siniestro de la red, hay otro altar, en que está colocada una figura de Nuestra Señora del Pópulo, de poco menos de una vara, tan milagrosa que al 20 de abril del año de 1659, salió del monasterio a instancia de una monja y fue a la plaza de Montilla, donde habían de ahorcar a dos hombres.
Y mandó a San Antonio de Padua, que le acompañaba, le cortase al primero las sogas, con que cayó en el suelo, y con el tumulto que se movió de la gente, se libraron ambos: fue conocido de todos las circunstancias del portento, sin saber quien lo obraba, hasta que lo reveló esta devotísima imagen a su sierva".
En lo que a arte se refiere, necesitaríamos volúmenes para detallar todo lo que en este sentido se encuentra en Santa Clara. Parándonos solo en lo más importante destacaremos la puerta de la iglesia, de exquisito labrado.
Sobre este tema, don José Morte Molina en su obra 'Montilla: apuntes históricos de esta ciudad' cita a don Rafael Romero Barrios, director de la Escuela de Bellas Artes de Córdoba, quien hablando de las puertas dice de ellas que "se trata de los trabajos arquitectónicos más elegantes y de mejor gusto que puedan encontrarse en esta provincia".
Otro punto a destacar es el artesonado del techo de la iglesia, de estilo mudejar. En el interior, tenemos la Capilla del Padre de Familias, que cuenta con numerosas reliquias, entre ellas una astilla de la cruz, traída desde Trento. El suelo de esta estancia se conserva y es de losas vidriadas en verde y blanco. En el refectorio se encuentra 'La Cena', obra de enormes dimensiones firmada por Cornelio Schutt en 1673.
Cuando se atraviesa la puerta del torno, no solo se pisa un lugar donde jamás se había estado antes, sino también en un tiempo que ya ha pasado. Cada rincón del convento está bañado por la paz en todas las acepciones que la palabra posee. Las hermanas cuando hablan lo hacen de manera clara, alegre y tranquila.
Del torno pasamos a la portería, de esta al patio, y de aquí al obrador, donde seis hermanas trabajan preparando mantecados, polvorones, roscos y todo tipo de dulces navideños. Una de ellas propone bajar los precios de los dulces, ya que una visita le comentó que en los comercios están algo más baratos. Nosotros intentamos hacerles comprender la diferencia entre trabajo artesanal y cadenas de producción.
Salimos del obrador, y en una habitación, al fondo del pasillo, observamos a cuatro hermanas que se sientan alrededor de un hornillo. Esta estancia es más fría que la anterior. Están elaborando los famosos roscos lustrados. Para ello introducen los roscos en el almibar hirviendo y lo van lustrando con las manos. Estos dulces participaron el año pasado en la Primera Muestra de Productos Artesanos de los Conventos de Clausura Cordobeses.
Durante el resto de la visita, conversamos con la monja que nos conduce. Le preguntamos si reciben algún tipo de subvención y nos contesta que no. Nos cuenta que hace tiempo Montilla tuvo una gran necesidad de agua. Entonces la Fuente Nueva y los terrenos en la que se encontraba pertenecían al convento. Para paliar la necesidad, la congregación determinó ceder la citada fuente al pueblo. Nos habla también de las dotes. La suya asciende a una peseta diaria.
Respecto a la clausura, nos cuenta un suceso que acaeció hace bastante tiempo y fue el de que habiéndose puesto una monja enferma, dispuso el médico que debía ser intervenida quirúrgicamente. Como la monja se negara a salir del convento, hubo de ser improvisado un quirófano en las dependencias del mismo, falleciendo durante el transcurso de la operación a consecuencia de una gota de sudor del médico que la intervenía. Antes de acabar con nuestra visita, aún tuvimos tiempo de hablar sobre los temas de actualidad de nuestra ciudad.
REDACCIÓN / PASIÓN POR MVNDA
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