1.1.21

Monseñor Julián Barrio en el inicio del Año Santo Compostelano: “La Casa del Señor Santiago abre sus puertas a todas las gentes”

El arzobispo señala en la apertura de la Puerta Santa que el 2021 será “un tiempo de gracia y de bendición”.
 
El arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barrio, abrió en la tarde del pasado 31 de diciembre la Puerta Santa de la Catedral compostelana, dando así comienzo al Año Jubilar Jacobeo de 2021, un “tiempo de gracia y de bendición” para la Iglesia que peregrina en Compostela y para toda la Iglesia. “Ya ha comenzado el Año Santo”, dijo el arzobispo, “en unas circunstancias especiales que hemos de afrontar con la esperanza cristiana que “es audaz y sabe mirar más allá de la comodidad personal de las pequeñas seguridades y compensaciones que acortan el horizonte para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más digna”.


Monseñor Barrio, en una ceremonia litúrgica plena de simbolismo, indicó en su homilía que “la Casa del Señor Santiago abre sus puertas a todas las gentes” y que “el Año Santo no es una huida espiritualista sino un compromiso para discernir cristianamente la realidad, en medio de la crisis antropológica, espiritual, cultural y sanitaria en la que se han visto radicalmente sacudidas las certezas fundamentales que conforman la vida de los seres humanos. Hacer presente a Dios es un bien para la sociedad”. En su homilía agradeció también el mensaje del Papa Francisco e igualmente hizo lo propio con las autoridades.

“¡Santo Apóstol!,”, exclamó el arzobispo en su homilía de la eucaristía con que se inició el Año Jubilar, “haz que desde aquí se fortalezca la esperanza que ayuda a superar la preocupación angustiosa por el presente y el escepticismo que dificulta el ejercicio de la caridad. Es tiempo para rezar, amar, salir al encuentro de los demás con obras de misericordia, revitalizando la fraternidad que “permite reconocer, valorar y amar más allá de la cercanía física”, procurando que las personas pobres y las más vulnerables tengan siempre la preferencia”.

Con la presencia del Nuncio de Su Santidad, monseñor Bernardito Auza, la del cardenal emérito de la capital española, monseñor Antonio María Rouco Varela, así como la de los obispos de la Provincia Eclesiástica de Santiago, además de otros arzobispos y obispos, entre ellos el ex auxiliar de Santiago y actual titular de la Diócesis de Astorga, monseñor Jesús Fernández González, el arzobispo de Santiago procedió a la apertura de la Puerta Santa. Tras la procesión ceremonial, monseñor Julián Barrio golpeó con un martillo la Puerta Santa para entrar en la Basílica compostelana y presidir en el Altar Mayor la eucaristía.


“Hace unos momentos he tenido el gozo de abrir la Puerta Santa, un gesto cargado de simbolismo. He llamado a la puerta de la misericordia, convencido de que al que llama se le abre”, indicó el arzobispo. Monseñor Julián Barrio señaló, además, que “la verdad nos posibilita el ser servidores de la fe en este Año Santo, tiempo de gracia y bendición para los que sufren y han perdido la esperanza, y tiempo de sanación y de encuentro, en el que hemos de “aprender a cultivar una memoria penitencial, capaz de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones” (FT 226), apoyándonos en la tradición apostólica que fundamenta nuestra fe”.

El arzobispo destacó la entraña espiritual del Año Santo, más allá de cualquier otra consideración: “En esta experiencia de fe acogemos este don del Año Santo para despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial en medio de lo prescindible y descubrir la grandeza del amor y de la misericordia de Dios que nos busca y acoge a cada uno, nos llama a convertirnos y a superar el miedo que no es propio de quien se siente amado”.

Así, monseñor Julián Barrio resaltó el papel de la ciudad del Apóstol y de la Iglesia en la construcción de un mundo con finalidad plena: “La Casa del Señor Santiago abre sus puertas a todas las gentes, siendo “un hogar para testimoniar al mundo actual la fe, la esperanza y el amor al Señor y a aquellos que Él ama con predilección” (FT 276) y para ser signo de la Iglesia, que afianza la cohesión de la sociedad y procura a la actividad cotidiana del hombre un sentido más profundo, al impregnarla de una significación más elevada (cf. GS 40). De esta manera, la Iglesia contribuye a humanizar la familia humana y su historia y llama a responder a la vocación a la santidad para no frustrar la gracia de Dios en nosotros, evitando el debilitamiento de los valores espirituales y el deterioro de la moral y del sentido de responsabilidad”.

Resumen del mensaje del Papa Francisco en la apertura de la Puerta Santa

“Sentirnos pueblo de Dios que hace de sus tradiciones un cántico de alabanza”. “Al llegar a la Puerta Santa, tres gestos nos recuerdan el motivo de nuestro viaje”, dice el Papa Francisco en su mensaje para la Apertura de la Puerta Santa: contemplar en el Pórtico de la Gloria la mirada de Jesús, abrazar al Apóstol y participar en la eucaristía.

El Papa Francisco, en el mensaje enviado al arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, con ocasión de la Apertura de la Puerta Santa que da inicio al Año Jubilar Compostelano, hace llegar “mi afecto y cercanía a todos los que participan en este momento de gracia para toda la Iglesia, y en modo particular para la Iglesia en España y en Europa”. Desde el Vaticano, el Papa Francisco recuerda que “al ponernos en camino tras las huellas del Apóstol salimos de nuestro propio yo, de esas seguridades a las que nos aferramos, pero teniendo clara nuestra meta: no somos errantes, que giran siempre en torno a sí mismos sin llegar a ninguna parte”.




El Sumo Pontífice asegura que “al llegar a la Puerta Santa, tres gestos nos recuerdan el motivo de nuestro viaje”, en alusión a la contemplación en el Pórtico de la Gloria de la mirada de Jesús, al abrazo al Apóstol y a la participación en la eucaristía, que “nos invitan a sentirnos Pueblo de Dios que hace de sus tradiciones un cántico de alabanza”.

En la carta, fechada en San Juan de Letrán el pasado día 17 de diciembre, el Papa Francisco asegura que caminar es un proceso de conversión y afirma, recordando a Manuel Machado, que “se hace camino al andar” y que “no hay recetas previas. Peregrinar debe ser para nosotros un caminar al paso con el que es Camino, Verdad y Vida, con Aquel que quiere entretenerse con nosotros para ofrecernos su compañía y mostrarnos el sendero de la vida”.

Al indicar que hay que caminar “haciéndonos prójimos”, el Pontífice señala que ello “supone el esfuerzo de ir ligeros de equipaje, sin apegos y vivir en continua tensión hacia ese anhelado encuentro con el Señor”. Para el Obispo de Roma, caminar al lado de otros “nos ayuda a reconocer en el prójimo un don que Dios nos entrega para acompañarnos en este viaje”. Y añade que “unirse a otros hace bien y esta experiencia se fragua en el camino, la hacen los peregrinos todos los días, esperándose, apoyándose, compartiendo fatigas y logros”.

Más adelante, el Papa Francisco alude a la dimensión de la peregrinación como expresión del ser discípulos misioneros. “La peregrinación a la tumba del Apóstol”, dice, “se convierte en una llamada a la misión, a convocar a todos a esa patria hacia la que avanzamos”. Y añade que “evangelizar supone saber de pan y hogar. La patria prometida a la que convocamos, en el nombre del Señor, no es un ideal utópico sino una meta concreta, conocida, recordada, una calidez que nos acompaña y espera. La calidez del hogar nos hace creer en la fuerza revolucionaria de la ternura y del cariño, de la encarnación. El peregrino es capaz de “ponerse en manos del don de Dios”.

Antes de agradecer “los esfuerzos de la Archidiócesis de Santiago de Compostela, así como los de todos los que colaboran en la realización de este Año Jubilar” y de impartir la Bendición Apostólica, el Papa Francisco alude a los tres gestos que, al llegar a la Puerta Santa, “nos recuerdan el motivo de nuestro viaje”.

El primero de ellos, “contemplar en el Pórtico de la Gloria la mirada serena de Jesús”; el segundo, “el emotivo abrazo a la imagen del Apóstol peregrino”, con el que se abraza a la Iglesia entera y se recuerda que no es una “institución abstracta”, sino que se encarna “en el santo de la puerta de al lado”; y el tercero, “la participación en la liturgia eucarística, el sonido de las campanas, el humo del botafumeiro, los cantos y las plegarias”, que “nos invitan a sentirnos Pueblo de Dios que hace de sus tradiciones un cántico de alabanza”. El mensaje papal finaliza con una petición: “Y, por favor, no se olviden de rezar por mí”.

El Papa prorroga el Año Santo Jacobeo recién iniciado a 2022

El Nuncio de Su Santidad, Bernardito Auza, anunció, al término de la eucaristía con la que se abrió la Puerta Santa de la Catedral compostelana, la decisión del Papa Francisco, a través de la Penitenciaría Apostólica, de prorrogar el Año Santo Jacobeo recién inaugurado durante el año 2022. Esta decisión se adopta debido a las extraordinarias circunstancias provocadas por la pandemia del COVID-19.

Tras este anuncio, y antes de impartir la bendición final, el arzobispo compostelano, monseñor Julián Barrio, agradeció al Papa Francisco esta decisión, que se adopta para que los fieles “saquen piadosos propósitos y fuerza espiritual de vida para testimoniar el Evangelio, en comunión jerárquica y filial devoción con el Sumo Pontífice, fundamento visible de la Iglesia católica y maestro propio de los sagrados misterios”, tal y como reza el decreto expedido por la Penitenciaría Apostólica.


REDACCIÓN / PASIÓN POR MVNDA

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