Los delegados y directores de las 70 Cáritas Diocesanas analizan en El Escorial los retos que debe afrontar la Confederación en las próximas décadas.
Los delegados episcopales y directores de las 70 Cáritas Diocesanas que integran la Confederación Cáritas Española han compartido, en el marzo de la LXXX Asamblea general, celebrada los días 30 de junio y 1 de julio, en la localidad madrileña de El Escorial, los desafíos a los que se enfrenta la organización en este primer tramo del siglo XXI.
Organización flexible y abierta
Como se ha señalado en la declaración final de la asamblea, “la complejidad de la realidad nos pide ser una organización flexible y abierta para que, ante este profundo debilitamiento de las certezas, en una sociedad golpeada por una emergencia social sin precedentes y donde sigue siendo escandaloso el número de descartados, Cáritas sea hoy más que nunca un lugar de esperanza en las fronteras de la precariedad y la exclusión, que signifique aportar oportunidades y trabajar aquí y ahora para impulsar un cambio”.
Retos organizativos
Presidida por monseñor Jesús Fernández, obispo de Astorga y acompañante de Cáritas Española en la Conferencia Episcopal, quien dirigió a todos los participantes el mensaje de la Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española, los debates de esta asamblea, que ha coincidido con la celebración del 75º aniversario de la institución, han girado en torno al documento de reflexión 'La Cáritas del siglo XXI', en el que se abordan los retos organizativos a los que se asoma la institución en el corto y medio plazo.
Desafíos como el relevo generacional del voluntariado, la transformación territorial de las Cáritas parroquiales, la sostenibilidad de los programas y recursos, el cuidado de la casa común, la movilidad humana, la creciente digitalización o la complejidad de las exigencias normativas.
Junto a este trabajo de análisis, la agenda de la asamblea, que ha estado moderada por el presidente de Cáritas Española, Manuel Bretón Romero, y el delegado episcopal, Vicente Martín, ha incluido el debate de los temas estatutarios ordinarios, como la presentación del informe anual de la secretaría general, a cargo de Natalia Peiro; y la aprobación de cuentas y resultados del ejercicio 2022, junto a la programación y presupuesto para 2023.
Misa de acción de gracias en La Almudena
Una vez finalizada la asamblea, todos los asistentes regresaron a Madrid para participar en la eucaristía de acción de gracias con motivo del 75º aniversario de Cáritas, que tuvo en la tarde del pasado 1 de julio, a partir de las 18.30, en la Catedral de La Almudena, presidida por el cardenal Carlos Osoro y concelebrada por otros obispos españoles y los delegados episcopales de Cáritas.
Declaración final
Este es el texto de la declaración final aprobada por aclamación en esta asamblea.
Mateo 28-20: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
Coincide esta asamblea general con un acontecimiento relevante en la historia de la Confederación Cáritas en España: la conmemoración de nuestro 75º aniversario, un hito en el que, bajo el lema '75 años de amor por los demás', hacemos memoria compartida y agradecida con toda la Iglesia y el conjunto de la sociedad de una luminosa trayectoria de lucha contra la pobreza y de promoción del desarrollo integral dentro y fuera de nuestras fronteras de las personas, familias y comunidades, especialmente las más pobres y excluidas.
Agradecemos especialmente el mensaje que el Papa Francisco acaba de dirigirnos con motivo de este jubileo, donde nos invita a discernir los caminos que Cáritas está llamada a recorrer en los próximos años: el camino de los últimos, a través del cual podamos salir a su encuentro para buscar su bien integral y su pleno desarrollo; un camino de misericordia para lograr que nuestra caridad sea más activa y eficaz; y un camino de renovación para recorrer las sendas de la cultura del encuentro y de la caridad, articulando lo local con lo global.
A la luz de esta exhortación, hemos analizado el alcance de los efectos que siguen teniendo en las personas y familias que acompañamos en las ciudades y el medio rural los persistentes efectos sociales, sanitarios y económicos de la pandemia del Covid-19, a los que se suman ahora las guerras en Ucrania y en otras muchas partes del mundo. A ello se añade un deterioro imparable de las condiciones económicas de quienes, a causa de la inflación y el coste de la energía, ven restringidos cada vez más su acceso a los bienes de primera necesidad.
A pesar de estas sombras, “también vivimos un tiempo de esperanza porque estas realidades, los sufrimientos personales y comunitarios, no nos dejan desamparados, sino que nos adentran en el Corazón de Cristo, crucificado y resucitado, fuente de toda esperanza” (mensaje episcopal para el Día de Caridad 2022).
En esta asamblea hemos abordado los desafíos a los que se asoma nuestra Confederación en este primer tramo del siglo XXI, donde realidades como el relevo generacional del voluntariado, la transformación territorial de las Cáritas parroquiales, la sostenibilidad de nuestros programas y recursos, el cuidado de la casa común, la movilidad humana, el desafío que nos lanza la creciente digitalización o la complejidad de las exigencias normativas son retos que nos interpelan cada vez más.
Conscientes que somos una realidad eclesial frágil y vulnerable, estamos llamados a integrar en Cáritas la diversidad de manera creativa, como hace el Creador, que en su Trinidad es unidad en la diversidad. La complejidad de la realidad nos pide ser una organización flexible y abierta: si el perfil de los equipos humanos de Cáritas evoluciona, deberemos hacerlo con ellos; si llegan nuevas personas voluntarias, debemos aprender a acompañarlas a su ritmo, en sus mismos espacios de interacción y haciéndolas partícipes del proyecto de una Cáritas del futuro más creativa y rejuvenecida para que, desde lo que son y aportan, sumen a los valores evangélicos de la gratuidad y el amor al prójimo.
Somos conscientes que mucho del prestigio de Cáritas ante la sociedad procede de su capacidad como canalizadora del impulso solidario de la sociedad, una misión especialmente valiosa en un momento de pérdida del sentido de trascendencia donde el compromiso a favor del bien común actúa como reacción a los estímulos de una sociedad cada vez más desvinculada, aislada y orientada hacia el individualismo.
Ante este profundo debilitamiento de las certezas, en una sociedad golpeada por una emergencia social sin precedentes y donde sigue siendo escandaloso el número de descartados, Cáritas está llamada a ser hoy más que nunca un lugar de esperanza en las fronteras de la precariedad y la exclusión, que signifique aportar oportunidades y trabajar aquí y ahora para impulsar un cambio. Dicha transformación reclama la participación de las personas que acompañamos para que sean sujetos protagonistas tanto de la sociedad como del mismo Pueblo de Dios. Esta asamblea ha querido avanzar en ese camino.
El 75º aniversario de Cáritas nos muestra un recorrido de “amor por los demás” transitado a lo largo de los años por generaciones de personas inspiradas por el Espíritu para poner al servicio de los olvidados lo mejor de sí mismas. El tesón de cuantos nos han precedido en esa senda del amor y de la escucha, de quienes han acompañado a las víctimas de la desigualdad que no han dejado de demandar la ayuda de Cáritas durante estos tres cuartos de siglo nos sirve de estímulo.
Reivindicamos su ejemplo y su liderazgo en los numerosos procesos de transformación social y de denuncia alentados de manera pionera desde Cáritas y que, enraizados a través de la presencia actuante en los territorios de la exclusión social, han ido sentando las bases actuales del tercer sector social y de las políticas sociales.
A este valioso legado nos debemos. Estos son los pilares de lo que hoy es Cáritas y de la amplia base social de voluntarios, socios, donantes y empresas colaboradoras que constituyen la urdimbre del ser y hacer de nuestra organización.
En coherencia con esta historia como agente clave del devenir contemporáneo de la realidad social de España, seguimos moviéndonos hacia el futuro, avanzando juntos para construir una Cáritas del siglo XXI en transformación continua, flexible, abierta a la innovación y generadora de iniciativas sociales solidarias que actúen como fermento de esperanza y motor de la justicia social dentro y fuera de España.
Para ello, no sólo urge desarrollar la “nueva imaginación de la caridad” que nos demanda la evolución de una sociedad en cambio acelerado, sino que estamos llamados también a ser el cambio que como Cáritas necesitamos. Sabemos que la esperanza se acrecienta en la fragilidad. Nuestras debilidades pueden ser nuestra fuerza: esa es la lógica del Reino de Dios. Es Jesús Resucitado quien nos acompaña. Él, el gran Acompañante, nos repite hoy: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
CÁRITAS ESPAÑOLA
EL ESCORIAL, 1 DE JULIO DE 2022
No hay comentarios :
Publicar un comentario