9.10.16

¡Felicidades, Madre!


De qué sirve que trabajes tanto,
por bienes terrenos que se han de acabar,
pues por mucho que los disfrutemos,
a la sepultura vendrán a parar.


Vamos a alabar
a La Aurora, bendita María,
que bienes eternos nos tiene que dar.

Cuando corren el velo o cortina,
soberana Aurora de tu camarín,
al mirar tu imagen peregrina,
lleno de entusiasmo comienzo a decir:
Sacra Emperatriz.
Desde el trono reparte las flores,
a estos tus devotos que velan por tí.

Hermanos, venid,
confiados que el premio halláreis,
muy cierto y seguro de esta Emperatriz.


Cuando muchos te habían olvidado,
Aurora divina, una voz sonó,
"vamos, vamos, devotos y hermanos,
a encender la llama de tu devoción".
Que si quiere Dios
proteger a esta hermandad piadosa,
veréis sus efectos con admiración.

En la noche tranquila y serena,
cantan los hermanos con gran devoción,
unas coplas que llegan al cielo,
llamando a la Virgen la Madre de Dios.

¡Con qué gran primor
nos escucha la Aurora María,
Reina de los reyes y Aurora del sol!

Hermanos, venid,
confiados que el premio halláreis,
muy cierto y seguro de esta Emperatriz.


REDACCIÓN /PASIÓN POR MVNDA

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