REPORTAJE | La Hermandad del Calvario de Córdoba inauguró ayer lunes, día 5 de diciembre, a partir de las 17.00, su tradicional muestra de dulces conventuales. La iniciativa, que alcanza su XII edición, está teniendo lugar en el Palacio Episcopal de la capital cordobesa, junto a la Catedral, entre el 5 y el 11 de diciembre, en horario de 10.30 de la mañana a 20.00 de la tarde. Los beneficios recaudados de la venta de los dulces servirán para ayudar a los conventos participantes y a la propia hermandad.
En la muestra participan más de una decena de conventos, entre los que destacan, además del de Santa Clara de Montilla, el cual posee una gran importancia histórica y artística, el de Santa Isabel, Santa Cruz, Santa Ana y San José de Córdoba, así como San José de Villaviciosa y Santa Clara de Belalcázar. De otras provincias también están representados los conventos de la Santísima Trinidad de la localidad granadina de Baza y los de Santa Clara de Estepa y las Concepcionistas de Osuna, ambos de la provincia de Sevilla. Hoy martes día 6, al mediodía, ha actuado el Coro Amigos del Rocío.
De este modo, queda patente la gran labor tanto solidaria como espiritual que realizan las religiosas en nuestra sociedad. Una labor silenciosa llevada a cabo en cada monasterio. Así, los exquisitos dulces navideños del Monasterio de Santa Clara de Montilla, por su sabor y tradición, tienen un sabor especial, ya que toda su fabricación es manual, encontrándose elaborados artesanalmente, además de hacerlo con mucho mimo, dedicación y amor, y con el deseo de endulzar a todas aquellas personas que deseen degustarlos, pudiéndose adquirir, además, en el torno del citado convento. Entre ellos destacan sus magdalenas, mantecados, polvorones de almendra, alfajores, nevaditos, hojaldrinas, tortas de aceite, roscos de vino y también de anís, así como las yemas de Santa Clara.
Fue el primer marqués de Priego, Pedro Fernández de Córdoba, quien inició la construcción en 1512 del Monasterio de Santa Clara, destinado, en un principio, a los frailes franciscanos, siendo concluido en 1515, dos años antes de su fallecimiento. Su hija menor, María de Jesús y Luna, quiso tomar los hábitos, decidiendo continuar la obra del convento que su padre había iniciado y así formar comunidad en él, dada la proximidad con el actual Palacio de los Duques de Medinaceli, donde residían sus hermanas. De esta manera, en 1525, María de Jesús y Luna, su hermana doña Isabel Pacheco Enríquez y diez monjas más constituyen la primitiva comunidad del Monasterio de Santa Clara, perteneciente a la Orden de Clarisas Franciscanas. A los frailes les había sido construido el Convento de San Lorenzo.
Tanto a través de las dotes que aportaban las madres clarisas como por medio de las donaciones privadas, la congregación va adquiriendo cada vez más patrimonio, de tal manera que cuando se desamortizan las tierras de la Iglesia, se le expropian 494 fanegas de tierra. Otro momento importante de su historia es la incautación del mismo por parte del Ayuntamiento en 1873, con la exclaustración de las monjas, regresando al convento en marzo del año siguiente.
En el capítulo XIX de las crónicas de la provincia de Granada, aparecen relatados unos hechos milagrosos ocurridos en el convento, de entre los que cabe destacar el que tuvo lugar en 1659: "Al lado siniestro de la red, hay otro altar, en que está colocada una figura de Nuestra Señora del Pópulo, de poco menos de una vara, tan milagrosa que el 20 de abril de 1659 salió del monasterio a instancia de una monja y fue a la plaza de Montilla, donde habían de ahorcar a dos hombres. Y mandó a San Antonio de Padua, que le acompañaba, le cortase al primero las sogas, con que cayó en el suelo, y con el tumulto que se movió de la gente, se libraron ambos: fue conocido de todos las circunstancias del portento, sin saber quien lo obraba, hasta que lo reveló esta devotísima imagen a su sierva".
BENJAMÍN PORTERO DUQUE / PASIÓN POR MVNDA
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