Ayer domingo, día 2 de abril, la Agrupación de Cofradías de Montilla celebró, a partir de las 12.30 del mediodía, en la Basílica Pontificia de San Juan de Ávila, el pregón de la Semana Santa de nuestra ciudad del año 2017, que corrió a cargo del sacerdote Jesús Joaquín Corredor Caballero, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe de Baena, siendo presentado por Antonio Ramírez Luque-Romero.
De este modo, el secretario de la Agrupación de Cofradías, Francisco José Gázquez García, fue el encargado de abrir el acto para presentar el concierto de música sacra que ofreció la Coral Montillana de Antiguos Alumnos Don Bosco de Montilla, dirigida por Diego Hernández Gomariz, encontrándose al piano Manuel Leiva Reyes.
A continuación, Francisco José Gázquez dio paso a la presidenta del mencionado, y máximo organismo cofrade de Montilla, Inmaculada Santos Pérez, que tras concluir su intervención cedió la palabra al presentador del pregonero, el cual realizó una semblanza del sacerdote Jesús Corredor, quien, seguidamente, pregonó, y de qué manera, la Semana Santa de Montilla.
Fue un gran y apoteósico pregón, que encandiló al público asistente de principio a fin, destacando tres momentos de todos ellos. Ordenados de manera ascendente, el primero fue cuando ensalzó la figura del hermano de luz, tan necesaria en nuestras hermandades, y que a la vez pasa tan desapercibida, pese a ser los nazarenos una figura imprescindible en ellas, sin los cuales no existiría la Semana Santa. "¡Viva el hermano de luz!", proclamó.
El segundo, cuando la voz del pregonero se quebró y se emocionó de tal manera al hablar tanto del hermano mayor de la Franciscana Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, María Santísima de la Caridad en sus Tristezas y San Francisco Solano como de esta corporación, hasta el punto que Tomás Jiménez Polo, máximo responsable de la misma, tuvo que salir a abrazar a su gran amigo.
Pero, sin lugar a dudas, el momento cumbre, desde nuestro punto de vista, se produjo cuando comentó que, al llegar a Montilla, le comentaron que el mejor día para salir fuera a conocer otras Semanas Santas, sería el Miércoles Santo, "porque aquí había poco que ver". Nada más lejos de la realidad, porque Jesús Corredor, tal y como ensalzó en su pregón: "Desde que te descubrí, yo me quedé allí. No cambio por un caballo la belleza de tu sencillez. No dejo por cornetas tu silencio estremecedor. No cambio la plaza Colón por tus innumerables faroles de rojo encendido", sentenció, para finalmente concluir esta parte de su pregón, expresando que "mi Cristo es el Amor".
Tras emotivas y sentidas referencias del sacerdote a todas las hermandades de Pasión y de Gloria de Montilla, la presidenta de la Agrupación de Cofradías impuso la insignia de honor al pregonero, para posteriormente hacer entrega de un ramo de flores, por parte de Ángel Mesa Fernández, a la madre de Jesús Corredor, en un pregón que, ciertamente, quedará grabado durante mucho tiempo en la memoria de todas aquellas personas que pudimos disfrutar del mismo.
BENJAMÍN PORTERO DUQUE / PASIÓN POR MVNDA
REPORTAJE FOTOGRÁFICO: BENJAMÍN PORTERO
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