27.8.17

¿Son las antiguas naves municipales de la avenida de Las Camachas el lugar idóneo para la celebración de la Cata Flamenca de Montilla?


Por segundo año consecutivo, aunque no la primera vez en hacerlo, las antiguas naves municipales de la avenida de Las Camachas acogieron, en la noche de ayer sábado, día 26 de agosto, la Cata Flamenca de Montilla, organizada por el Ayuntamiento de Montilla, contando con la colaboración de la Peña Flamenca El Lucero, la Diputación de Córdoba y del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Montilla-Moriles, alcanzando, en esta ocasión, su 43ª edición, y siendo dedicada la misma a Agustín Gómez.


Por ello, y una vez concluida esta, volviendo a ser un éxito, me pregunto si el mencionado emplazamiento es el idóneo para tan destacado y prestigioso espectáculo artístico, logrado, a lo largo de su historia, por la Peña Flamenca El Lucero, e incluido dentro del programa de actos de la 62ª Fiesta de la Vendimia Montilla-Moriles, y no hacerlo en el lugar adecuado, que, desde mi punto de vista, sería en una bodega, como ha ocurrido en la gran mayoría de ocasiones que ha tenido lugar este evento.

Y es que en la 42ª edición de este acto, celebrado en el año 2016, el Ayuntamiento de Montilla decidió trasladar la Cata Flamenca de Montilla hasta las antiguas naves municipales de la avenida de Las Camachas, tras celebrarse en 2015 en el marco incomparable de las históricas Bodegas Alvear, las más antiguas de toda Andalucía.

De hecho, y tal y como recordábamos ayer sábado, según aparece en el libro 'Montilla. Entre la Historia y la Memoria', de Julián Ramírez Pino, la Cata "se creó para la divulgación y el engrandecimiento del arte flamenco. Quedó siempre vinculada al mundo del vino, y por tanto, obligada a contar con las distintas bodegas montillanas para su celebración. Eran largas reuniones en Casa Palop entre bodegueros y organizadores para elegir la bodega en que habría de tener lugar la Cata del año".

Por ello, pienso que la Cata Flamenca de Montilla debería ser fiel a sus orígenes y tradición, como ocurrió por última vez en 2015, y regresar a una bodega montillana, para no volver a caer así en el error, que desde mi punto de vista se comete, al celebrar este sinigual espectáculo flamenco, en las antiguas naves municipales de la avenida de Las Camachas.

BENJAMÍN PORTERO DUQUE

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