22.1.21

La Casa del Rey traslada «el pésame a las familias de los fallecidos» y su «cercanía y cariño» tras la explosión producida en la capital de España

Este pasado jueves, día 21 de enero, la Casa de Su Majestad el Rey ha hecho llegar al arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, un telegrama en el que expresa que «hemos sentido profundamente y seguido muy de cerca las trágicas noticias sobre el fallecimiento de las cuatro personas en la explosión del edificio del Arzobispado de Madrid en la calle Toledo».


«En estos momentos de dolor, queremos trasladar, por su intermedio, el pésame a las familias de los fallecidos, así como toda nuestra cercanía y cariño. También enviamos nuestro apoyo y mejores deseos de pronta recuperación a los heridos y afectados», asevera. Este mensaje se suma a las numerosas muestras de afecto de estos días, entre ellas la del Papa Francisco, tal y como informa la Archidiócesis de Madrid.

Recordamos que el pasado miércoles, día 20 de enero, a las 15.00, se produjo una fuerte explosión por una posible fuga de gas en un edificio perteneciente a la Parroquia de la Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, en la calle Toledo, 98, de la capital de España.

El edificio anejo al templo, en el que se ubican dos pisos de los sacerdotes, varios locales parroquiales y de Cáritas, quedó destrozado. Los sacerdotes Gabriel Benedicto, Alejandro Aravena, Moisés León y Matías Ernesto Quintana se encuentran bien, mientras que un quinto, Rubén Pérez Ayala, fue trasladado al hospital herido de gravedad. Falleció pasadas las 1.30 de la madrugada por las heridas y las hemorragias internas producidas por la explosión.




Además, Emergencias Madrid confirmó el mismo miércoles la muerte de otras tres personas. Se trata de David Santos Muñoz, electricista de 35 años, padre de cuatro niños, y feligrés de la parroquia, que había ido a echar una mano y al principio de la tarde estaba desaparecido, así como el ciudadano búlgaro Ivanov Kochev Stefco, de 46 años, y Javier Gandía, un albañil de 45 años, que trabajaba en el edificio de enfrente del lugar del suceso y vecino de La Puebla de Almoradiel (Toledo). El propio arzobispo se desplazó al lugar de los hechos y pidió en su cuenta de Twitter rezar por la comunidad cristiana y por las víctimas.

En la muerte de Rubén y David: «Que esto no nos permita dudar del amor de Dios»

La Parroquia Santa Catalina Labouré ha acogido en la tarde de este pasado jueves, día 21 de enero, una Misa funeral por el sacerdote Rubén Pérez y el padre de familia David Santos, fallecidos este miércoles en la explosión del centro parroquial de Virgen de la Paloma. Una ceremonia íntima a la que han asistido sus familiares y allegados, así como hermanos de comunidad y catequistas del Camino Neocatecumenal, en el que ambos caminaban en la fe.


La eucaristía ha estado presidida por Pablo Pérez Ayala, hermano de Rubén, y concelebrada por numerosos sacerdotes, entre ellos Alejandro Aravena, Moisés León y Gabriel Benedicto, sacerdotes de la parroquia en la que se produjo el suceso, que se encontraban allí en el momento de la deflagración y que resultaron ilesos. También han estado Avelino Revilla, vicario general de la Diócesis de Madrid; Juan Fernández, rector emérito del Seminario Redemptoris Mater de Madrid; y Alfonso Lozano, vicario episcopal de la III, donde se ubica La Paloma.

Antes de comenzar la celebración, y ante los féretros de los difuntos, el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, ha ofrecido un responso en el que ha pedido «que nuestro hermano, el presbítero Rubén, goce ahora contemplando cara a cara esta misma verdad» que «nos predicó con celo». Y que «Nuestra Madre la Virgen María, en esta advocación de La Paloma», muestre a ambos a su Hijo.

El féretro de Rubén estaba recubierto con su casulla y su estola, y con su Biblia, «la que le ha fortalecido», ha explicado su hermano, con la que escrutaba la Palabra, y que fue rescatada de entre los cascotes. Y ambos tenían también una palma, porque «han profesado su fe» en Jesucristo, en el Padre y en el Espíritu Santo, y con esta fe se han ido al cielo, ha destacado.

«¿Es Dios un monstruo?», ha planteado el catequista de David y Rubén, Cristóbal Arjona, en la monición de entrada. «¿Esto tiene sentido?». «¿Es posible el consuelo?». La respuesta es la Resurrección de Cristo, dijo. «Cristo ha vencido a la muerte y nuestra vida es posible hoy». Por eso, «vamos a celebrar que el cielo está abierto».


Durante la homilía, el celebrante ha asegurado que Rubén y David fueron dos hermanos de comunidad «que han partido juntos» y que ya en este mundo estaban unidos por un vínculo muy profundo: una «amistad verdadera», porque estaba «fundada en Jesucristo».

En este jueves, día en que justo se cumplían los siete meses de la primera Misa de Rubén, recordaba el sacerdote sus palabras en su también primera homilía como presbítero, en las que decía tener la «certeza de que el Señor no le iba a abandonar». Y así se lo dijo Pablo Pérez a Sara, la mujer de David: «Tú sabes que el Señor nunca te ha defraudado» y, como dice la Escritura, «el Señor no abandona a la viuda y al huérfano».

Y aunque haya momentos de desierto, como en el que se adentrarán los familiares de los fallecidos y como recordaba la lectura de Oseas –elegida porque fue la que se proclamó en la boda de David y Sara–, el desierto es el lugar en el que «nos encontramos con el Señor», y en el que «descubrimos que sin Él nada tenemos».

«¿El tío Rubén se ha llevado el teléfono al cielo?»

«Papá nos va a cuidar desde el cielo», decían las hijas de David. Y uno de los sobrinos del sacerdote fallecido preguntó: «¿Pero el tío Rubén se ha llevado el teléfono al cielo?». El celebrante ha puesto como ejemplo esta fe y confianza de los niños y ha asegurado que no hacen faltan móviles porque «vamos a estar en una comunión perfecta».


Ha apelado también a la esperanza, la que demostraron sus padres «mientras veíamos cómo se apagaba» la vida de Rubén. «Que esto no nos permita dudar del amor de Dios», dijo su padre. Pablo Pérez Ayala ha concluido su homilía reconociendo que fue una «gracia» administrarle a su hermano la unción y la indulgencia y, como le escribieron en la corona de flores y decían las niñas de David, pidió que ambos «cuiden juntos de nosotros desde el cielo y, si no están ya, que puedan estar pronto disfrutando del Señor en su presencia».

Tras la Misa funeral, que ha reunido a más de 14.000 espectadores simultáneos en YouTube, los entierros serán este viernes también en la intimidad familiar. En los próximos días se darán los detalles del funeral diocesano presidido por el arzobispo de Madrid.


REDACCIÓN / PASIÓN POR MVNDA

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