11.12.23

El montillano Francisco Solano Aguilar Tejada es ordenado diácono por el Obispo en la Catedral

“Hoy ofrecéis toda vuestra vida al Señor”
 
Monseñor Demetrio Fernández ha ordenado diáconos en la Santa Iglesia Catedral a los seminaristas Francisco Solano Aguilar Tejada, Francisco Salvador Flores Hidalgo, Javier González Martínez, Javier Montes Jiménez, Miguel Ángel Moyano Estepa y Javier Rodríguez Calmaestra.
 
El día de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María se celebró, en la Santa Iglesia Catedral, la ordenación diaconal de los seis nuevos diáconos para la Diócesis de Córdoba: el montillano Francisco Solano Aguilar Tejada, Francisco Salvador Flores Hidalgo, Javier González Martínez, Javier Montes Jiménez, Miguel Ángel Moyano Estepa y Javier Rodríguez Calmaestra.




Los nuevos diáconos, del Seminario Conciliar San Pelagio y del Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater San Juan de Ávila, recibieron el primer grado del orden sacerdotal acompañados de numerosos sacerdotes de la Diócesis, los rectores, formadores, seminaristas, familiares y amigos.

Monseñor Demetrio Fernández comenzó su homilía con “la alegría que compartimos al celebrar hoy la fiesta singular de la Virgen María, la fiesta de la Inmaculada Concepción, en la que celebramos que María fue librada de todo pecado, incluso del pecado original, es la toda limpia, la purísima”.

Nosotros somos pecadores y conocemos nuestros límites y debilidades, ofendemos a Dios al dejarnos llevar por esas debilidades. Sin embargo, Ella es toda pura, sin pecado y tenemos que contemplarla durante toda la vida y pedirle que nos mire como madre buena y que con la misericordia de Dios nos aumente la gracia y podamos vivir como hijos de Dios en la paz de Dios, continuó.




En Córdoba, año tras año, como recordó monseñor Demetrio Fernández, son ordenados los que van a ser diáconos y pronto sacerdotes. Los sacerdotes del presbiterio que os acompañan celebran la alegría de su ordenación diaconal, vuelven a revivir hoy lo mismo que vosotros vivís en este día de La Inmaculada, destacó el prelado. Esta fecha se vive también en el Seminario con especiales vibraciones, se prepara con la novena de La Inmaculada y deja sabor a los “dulces de Dios”, que pasa por nuestra Diócesis año tras año.

El Obispo resaltó que para tener a Jesucristo permanente hasta el fin de la historia, Él elige a hombres para el servicio del pueblo santo de Dios. Hay una elección de Dios. Si no fuera así, uno no se atrevería a acercarse a la ordenación, si no es porque ha recibido una llamada insistente por parte de Jesucristo.

Así lo habéis testificado cada uno de vosotros: es una llamada personal en lo más hondo del corazón. La vocación sacerdotal no es algo externo: ha sido percibida personalmente en el contraste con los formadores en el Seminario y habéis perseverado viendo que es Dios el que os llama para esta misión del diaconado y la entrega total a Jesucristo y su Iglesia.




Junto a la llamada, expresó el pastor de la Diócesis, Jesucristo os ha enamorado, ha entrado en vuestra vida con la capacidad de fascinaros y libremente podáis decirle sí, quiero ser tuyo y para toda la vida: es la promesa del celibato. El sacramento del diaconado es el día de vuestra consagración afectiva a Jesucristo, aquí tienes mi vida, todo lo que tengo te lo doy para servicio de la Iglesia. Asistimos hoy a ese momento histórico en vuestra vida en el que ofrecéis toda vuestra vida al Señor. Así quiere la Iglesia que sirváis a los hermanos en los lugares a donde Dios os envíe a lo largo de vuestra vida.

Adquirís también el compromiso de la oración permanente, la liturgia de las horas, que es la oración que se entona en el cielo y que Jesucristo ha introducido en la historia a través de su encarnación y se la confía a su Iglesia. El que ora mucho por su pueblo es el que ama a sus hermanos. Esta es nuestra primera tarea: orar por el pueblo que se nos ha confiado y asumís este compromiso personal de unirse a la oración de la Iglesia todos los días mediante la oración litúrgica de las horas.

La Iglesia se ocupa de vosotros a partir de hoy de manera especial. La Diócesis adquiere un compromiso con vosotros para siempre. La obediencia que prometéis es una seguridad y cobertura de parte de Dios y de la Diócesis. Eso os debe de llevar a vivir pobremente, el corazón de Cristo es pobre y por eso es servicial. Si sois pobres, cada día más estaréis disponibles para donde quieran enviaros y podréis captar las necesidades de los pobres que os rodeen.


No quiso monseñor Demetrio Fernández olvidar que en su paso como Obispo de Córdoba ha ordenado a más de setenta sacerdotes, lo que es “un regalo de Dios a esta Diócesis”, pero “que no se nos suba a la cabeza” y sigamos trabajando en una campaña vocacional cada vez más intensa porque Dios sigue llamando y necesitamos animar y acompañar a los jóvenes que son llamados por Dios a responder a esa llamada, pidió el prelado.

Los nuevos diáconos, al recibir la orden diaconal, realizaron la promesa de celibato para toda la vida, el compromiso de la Liturgia de la Horas, prometieron obediencia al Obispo y recibieron el Evangelio para predicarlo a todas las gentes.

Francisco Solano Aguilar Tejada pertenece a la Parroquia de Santiago Apóstol de Montilla; Francisco Salvador Flores Hidalgo, a la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza de Córdoba; Javier González Martínez, a la Parroquia San Nicolás de la Villa de Córdoba; Javier Montes Jiménez, a la Parroquia Nuestra Señora de la Consolación de Doña Mencía; Miguel Ángel Moyano Estepa, a la Parroquia San Francisco y San Eulogio de Córdoba; y Javier Rodríguez Calmaestra, a la Parroquia Santísima Trinidad y María Inmaculada de Priego de Córdoba.

REDACCIÓN / PASIÓN POR MVNDA

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