14.4.24

La capital de España homenajeará el 10 de mayo a Julio Romero de Torres en el 150º aniversario de su nacimiento

Fruto de una gran amistad entre el fundador de las Bodegas Cruz Conde, el comandante del Ejército de Tierra, Rafael Cruz Conde, y el más célebre pintor cordobés, Julio Romero de Torres, el artista dedicó uno de sus más afamados cuadros a la Bodega.




Entre 1929 y 1930, el genial artista realizó el cuadro tradicionalmente conocido como 'La mujer cordobesa', que desde entonces representa a la bodega de forma gráfica en el logotipo, en las etiquetas de los productos y en la imagen corporativa.

Llamamiento de la AEPE a los artistas en homenaje a Julio Romero de Torres. Se celebrará el 10 de mayo en el Parque del Retiro de Madrid.
 
La Asociación Española de Pintores y Escultores (AEPE), a través de su presidente, José Gabriel Astudillo López; su secretaria general y secretaria perpetua, María Dolores Barreda Pérez; y el presidente de la Asociación Cultural Pro Casa Museo Julio Romero de Torres de Córdoba, Juan José García López, invitan a todos los artistas al acto homenaje que el día 10 de mayo, viernes, a las 19.00 de la tarde, va a realizar la centenaria entidad, en el que depositaremos una corona de laurel en la lápida conmemorativa con el busto del pintor Julio Romero de Torres, situada en el Paseo de Julio Romero de Torres -junto al Paseo del Uruguay y a la Rosaleda-, del Parque del Buen Retiro de Madrid, con motivo del 150º aniversario de su nacimiento.




Hace ya más de cincuenta años, la ciudad de Madrid bautizó un paseo del Parque del Buen Retiro con el nombre del artista para rendir un pequeño tributo al pintor cordobés que vivió en la capital de España entre 1916 y 1930.

Hemos estimado oportuno que la corona de laurel y el homenaje al artista se lleve a cabo al pie de la lápida conmemorativa que frente a la Rosaleda se levanta, al aire libre, posibilitando así que pueda acudir cualquier amante del arte. Os invitamos a uniros al acto sencillo, en el que Madrid, España, recuerde a uno de sus más grandes genios artísticos. Para nosotros, para el mundo del arte en general, será un placer poder contar con vuestra asistencia.

Julio Romero de Torres y la ciudad de Madrid

Su primera residencia en Madrid fue un piso alquilado, junto con su hermano Enrique, en la Carrera de San Jerónimo, número 15. Juntos frecuentaron las tertulias y los ambientes de la intelectualidad madrileña. Julio deambuló por la parte antigua de la ciudad, por la insinuante trama urbana, llena de misterios, de la Morería o la vivacidad de la calles de La Latina.

Se trasladó después a la calle Pelayo, 61, justo detrás del edificio de la Sociedad de Autores, muy propia para un estudio de pintura. Allí le visitó, en 1916, la Reina María Cristina, y vivió mientras era profesor de Dibujo Antiguo y Ropajes en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Fueron 14 años de producción de obras esenciales, años de tertulias y de contacto con intelectuales. Aquí se filmaron, en el año 1926, varias escenas de la película 'La Malcasada', en las que actuaron, entre otros, el propio pintor, Valle Inclán, Azorín o el torero Sánchez Mejías.

Fuera del estudio era asiduo a la tertulia del Pombo de Ramón Gómez de la Serna, donde se encontraba con Solana, Rusiñol, Bagaría, entre otros y que quedó inmortalizada en el cuadro de José Gutiérrez Solana, 'La Tertulia del Café de Pombo', obra emblemática del I Salón de Otoño de la Asociación Española de Pintores y Escultores. También era asiduo al Café de Fornos, donde conversaba con Valle Inclán y se relacionaba con los hermanos Machado y con otros intelectuales, poetas y artistas.




Murió el 10 de mayo de 1930 en su Córdoba natal, reconocido internacionalmente, y lleno del cariño de sus conciudadanos. Su temprana muerte, en plena actividad, fue una auténtica conmoción en el mundo de las artes, ya que el pintor había logrado exaltar en sus obras a la mujer española de la época.

Dos años después de su muerte, el Ayuntamiento de Madrid decidió cambiar el nombre de la céntrica Plaza de los Carros por el de Julio Romero de Torres, acto que presidió el alcalde, Pedro Rico, el 23 de diciembre de 1932, ante el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, y numerosos madrileños que querían participar del homenaje.

Allí se instaló una gran peana de planta rectangular, donde se incrustaba una lápida de mármol en altorrelieve, arriba, con el busto desnudo del pintor mirando hacia su izquierda y los escudos coronados de Madrid y Córdoba abajo, y todos yuxtapuestos.

Recuperada la antigua y castiza denominación de la plaza madrileña, en 1972 se decidió colocarla en su ubicación actual, a la vez que se bautizaba y se le dedicaba un Paseo en el Retiro. Se añadía además una cartela que dice: Paseo / de y las letras yuxtapuestas: Julio Romero de Torres, más abajo. En la base de la figura principal aparece la firma del autor: A. del Rosal.

El autor del busto conmemorativo: Alfonso del Rosal

Hijo del maestro de obras, Pedro del Rosal Luna y de Marina Campos Vázquez, nació en Fernán Núñez, en 1888. La familia se instala en Córdoba, donde Alfonso comienza a acudir a la Escuela de Bellas Artes, mientras dibujaba, pintaba y se iba decantando por la escultura, en la que pronto destacó, apareciendo sus obras en la prensa y revistas culturales de la época.

Delicadas fuentes, con cuerpos desnudos, entrelazados como pedestal; angelotes y niños rollizos, atrapando o divirtiéndose con peces grandes, sus figuras comienzan a ocupar sitio en templetes, fachadas, fuentes y jardines de Córdoba. El 10 de mayo de 1930, en la capilla ardiente del Museo de Bellas Artes, tomó el molde del rostro y las manos muertas de Julio Romero de Torres. En 1932 realizó el medallón y los escudos de la placa que se inauguró en la Plaza de los Carros de Madrid, cuyos gastos fueron sufragados por el Ayuntamiento de Córdoba.

En la década de los treinta, comenzó a dedicarse a la decoración, sin abandonar las demás disciplinas. Casado con Concepción Vega, tuvo dos hijos: Antonio y Marina, logrando ser catedrático de vaciado en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba. Su pertenencia a la izquierda republicana le costó ser detenido en 1936, junto con el grupo de intelectuales y artistas, pasando algunos meses en la cárcel. Falleció a los 49 años en Córdoba, el 13 de junio de 1937. El funeral fue multitudinario, según reseñaba el diario 'Azul' en una discreta nota. Entre los restos del taller familiar, apareció una magnífica cabeza de Julio Romero de Torres.

Manifiesto de la AEPE a los artistas, en homenaje a Julio Romero de Torres, por el 150º aniversario de su nacimiento.

Julio Romero de Torres, Maestro absoluto del simbolismo andaluz

El maestro absoluto del simbolismo andaluz da a sus obras un carácter realista con un sentido poético. Pintó como nadie la belleza femenina y la esencia de Córdoba. El maestro absoluto del simbolismo andaluz ha quedado relegado al olvido debido a que su obra es vista únicamente como una expresión del tópico andaluz y con el aire folclórico de la belleza femenina. Pero Julio Romero de Torres fue más, fue mucho más que el pintor de la esencia de Córdoba.

Gran retratista, de enorme sensibilidad, culto, viajero, moderno, docente, ilustrador, decorador..., sus escenas costumbristas de la Andalucía de la época tienen reflejos del postimpresionismo y el prerrafaelismo del periodo de entresiglos, con una destacada presencia de la mujer fatal, de resonancias simbolistas únicas. Pero no podemos olvidar la influencia renacentista de algunas de sus obras, con claros rasgos de Leonardo da Vinci, apreciables en el modo de sombrear, y en la sutil ambigüedad emocional y la veladura sobre la identidad genérica, por no hablar del mundo extraño y misterioso que reina en sus obras.




Pero es que además, la coloración manierista de tradición española de algunos lienzos, nos remite a la obra de El Greco, a los desnudos de Zuloaga, a Manet, a Goya o a Tiziano, al paisaje primitivo de estilo quattrocentista, a la misma Venus de Velázquez. Por eso es pobre la lectura simple que se atribuye a la genialidad de Julio Romero de Torres, sin apreciar que más allá de la entronización de la mujer, existe todo un mundo de pinceladas únicas y excepcionales que abarcan una obra rica en tensiones psicológicas, de denuncia social, de carácter modernista y sofisticado, de auténticas piezas maestras de la pintura de su tiempo.

Su obra fue vanguardista y estuvo acompañada del escándalo y la provocación. Su exaltación del paisaje rural es tendencia en la actualidad, y con actos como este, la Asociación Española de Pintores y Escultores pretende lograr una revisión historiográfica al margen de los tópicos que le encumbraron. Su pintura, rebosante de sensualidad, de virtuosa y fina ejecución, tradicional y rupturista a la vez, está repleta de poesía y misterio que le valieron convertir a su autor en un mito popular hoy olvidado.

Como ha publicado en alguna ocasión el periodista Javier Sierra, “los homenajes requieren presencia. Se recuerda a los que no están, estando… Hay que rendirles homenajes y llevar flores a sus tumbas”… Eso es justo lo que haremos. Buscamos desagraviar la memoria perdida, con esta cultura del recuerdo con la que paliar las omisiones y carencias de un acontecimiento que debería haber brillado con luz propia en el panorama mundial artístico, honrando a un gran talento.

Hoy aquí, en Madrid, ante su placa conmemorativa, en el mismo día en el que falleciera, y el próximo día 9 de noviembre, fecha de su nacimiento hace ahora 150 años, ante la tumba en su Córdoba natal, depositaremos un ramo de flores y recordaremos un hecho que paralizó a la ciudad califal de la época. Vivimos un tiempo en el que estamos privados de manifiestos del arte actual, que ha olvidado el pasado y no sabe rendir honores a quienes nos precedieron e hicieron grande el arte. Hay que mirar hacia delante, sí, pero mientras escribimos el presente es imprescindible contar con el pasado y su aportación.

Es este un homenaje a Julio Romero de Torres, como genio singular nacido en España, y a cuanto pueda enaltecer su memoria y hacernos conocer su personalidad, su retrato, de una parte y de otra, muestras de su obra pasional y humana en todas las facetas que podamos imaginar. Julio Romero de Torres ha sido un inagotable tema para la exaltación de la mujer y el folclore, pero ahí se ha quedado, olvidando su poesía, su sensibilidad y lirismo, su visión adelantada del sentimiento y el alma. Su profundo amor por Córdoba y su peso específico en el mundo del arte español del siglo XX.

MADRID, A 10 DE ABRIL DE 2024
JOSÉ GABRIEL ASTUDILLO LÓPEZ, PRESIDENTE
MARÍA DOLORES BARREDA PÉREZ, SECRETARIA GENERAL
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

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