La sagrada imagen del Arcángel San Rafael, Santo Custodio de la capital cordobesa, procesionó en la tarde-noche del pasado sábado, día 10 de mayo, desde su templo, la Basílica del Juramento, con destino a la Basílica de San Pedro, para reencontrarse, en su interior, con las reliquias de los Santos Mártires de Córdoba, siendo acompañado, un año más, el Alcalde Perpetuo de la ciudad durante su solemne procesión, por los magníficos sones de la Banda de Música María Santísima de la Esperanza de la capital cordobesa.
A lo largo del itinerario de la Ilustre Hermandad del Arcángel San Rafael, Custodio de Córdoba, se vivieron momentos realmente hermosos, como su llegada a los pórticos de la Real Parroquia de San Lorenzo Mártir, siendo su momento cumbre el reencuentro de San Rafael ante las reliquias de los Santos Mártires de Córdoba en el interior de la Basílica de San Pedro, por cuarto año consecutivo, y el emotivo rezo ante ellas, siendo arropado el Custodio de la ciudad, a lo largo de su recorrido, por numeroso público.
Además, en el reportaje audiovisual que publicamos, que recomendamos ver íntegramente, fueron emotivas las palabras del nuevo capataz de San Rafael, Ángel Carrero, a la salida del Arcángel de su templo, y la ofrenda floral realizada, a las puertas y en nombre del Ayuntamiento de Córdoba, por el delegado de Fiestas y Tradiciones, Julián Urbano.
"Yo te juro, por Jesucristo Crucificado, que soy Rafael, Ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad".
Andrés de las Roelas, el padre Roelas, es un sacerdote del siglo XVI, nacido en Córdoba y fallecido en la misma ciudad en 1587. Cuando la peste asolaba la ciudad en el siglo XVI, el Arcángel San Rafael se le apareció al padre Roelas en cuatro ocasiones revelándole que él salvaría a la ciudad.
El sacerdote, temeroso de que todo fuera un engaño de sus sentidos y después de consultar el caso con teólogos de la Compañía de Jesús, visitó al Provisor, quien le ordenó que si se producía una quinta aparición, le preguntase quién era. Así fue, en la madrugada del 7 de mayo de 1578, se produjo esta quinta aparición en la que San Rafael le dijo al sacerdote:
“Yo te juro, por Jesucristo Crucificado, que soy Rafael, Ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad”. Al poco tiempo dejaron de morir personas en Córdoba a causa de la epidemia. Nueve años después, en 1587, el padre Roelas fallecía en Córdoba, tras una vida marcada por la prudencia y la discreción, dando conocimiento de las apariciones sólo a los teólogos.
Por eso tuvieron que pasar 25 años para que las revelaciones de San Rafael al sacerdote pudiesen ser leídas. A partir de entonces, se estableció un oratorio en la casa en la que el padre Roelas había vivido. Pero la devoción al Arcángel era tan grande que con donativos de los cordobeses y con la ayuda de la nobleza, en 1610 se iniciaron unas obras para levantar una iglesia dedicada a su culto, que finalizaron en 1732. Poco a poco, el templo se iba quedando pequeño, por lo que fue necesario ampliarlo con unas obras que concluyeron en 1806.
Así nació el culto a San Rafael, nombrado Custodio Eterno de la ciudad, que para muchos cordobeses es el Árcángel que vela por el destino de su tierra. En su honor se han erigido numerosos triunfos por múltiples calles y plazas de la ciudad. De hecho, en casi todos los barrios del casco histórico se levanta alguno. La mayoría datan del siglo XVIII, aunque hay algunos incluso del XVI. Entre otros, el de la Plaza de la Compañía, el de la Glorieta del Conde de Guadalhorce y el de la Plaza del Potro. En todos ellos figura textualmente el juramento que el Arcángel hizo al padre Roelas en su última aparición.
También en su honor se han levantado estatuas como la del Puente Romano, así como edificios religiosos como la Iglesia del Juramento y la Iglesia Parroquial de San Rafael de Córdoba. El nombre de Rafael, que significa 'Medicina de Dios', es muy tradicional en Córdoba, y da nombre a un buen número de cordobeses y cordobesas.
Desde el año 2022, la solemne procesión del Custodio de la ciudad de Córdoba, tiene carácter anual el sábado más próximo al día 7, cuando el bendito Arcángel se apareció por quinta vez y realizó el Juramento de San Rafael al venerable padre Andrés de las Roelas en 1578.
Fue "durante cuatro noches distintas, siempre a media noche, cuando el sacerdote terminaba sus rezos, conminándolo a que fuese venerado el sepulcro encontrado en la Iglesia de San Pedro como los auténticos huesos de los Santos Mártires de Córdoba, transmitiéndole este nuevo mensaje: 'Yo te juro, por Jesucristo crucificado, que soy Rafael, Ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad'", concluyó la citada corporación.
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