La Eucaristía nos purifica y nos une en comunión con Dios
Queremos haceros participes de nuestra vivencia en el día del Corpus Chisti. Fue un día sumamente grandioso en nuestra comunidad y en el mundo entero.
Cristo nos dejó la maravilla de su amor, la invención de su amor: la Eucaristía. Él vino para quedarse con nosotros y se queda en ese recinto sagrado que es el Sagrario, para ser nuestro alimento diario.
En ese día de silencio y oración, nos llevó a preguntarnos en cómo vivimos cada una la Eucaristía de cada día. Y después dándonos cuenta de su infinito amor... Y solamente podemos decir en medio de nuestra fragilidad con Santo Tomás: “Señor mío y Dios mío”.
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