Las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Monasterio de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten un texto, con su correspondiente imagen, con motivo de este primer Domingo de Cuaresma, que reproducimos a continuación.
Primer Domingo de Cuaresma
Estamos comenzando el camino hacia el encuentro de nuestro Dios que nos espera paciente, que vence. Nos adentramos en un tiempo de silencio, oración y ayuno. En la Liturgia del primer Domingo de Cuaresma, contemplamos las tentaciones de Jesús. Es la primera vez que interviene el diablo en la vida de Jesús, y lo hace abiertamente.
Pone a prueba al Señor. Quizá quiere averiguar si ha llegado ya la hora del Mesías. Jesús se lo permitió para darnos ejemplo de humildad y para enseñarnos a vencer las tentaciones que vamos a sufrir a lo largo de nuestra vida porque nadie debe estar exenta de padecer cualquier prueba.
Es en los momentos de debilidad, de cansancio, de dudas,..., cuando se está pasando una mala temporada, porque el demonio quizá intensifique entonces la tentación para que nuestras vidas tomen otros caminos ajenos a la voluntad de Dios.
También a nosotros se dirige Jesús. Adorarás al Señor Dios tuyo y a Él solo servirás. Y eso es lo que deseamos y pedimos: servir a Dios en la vocación a la que nos ha llamado. Nos podemos preguntar, ¿cuáles son mis tentaciones? ¿cómo las vivo? ¿con miedo, con dolor, indiferencia, confiada? ¿firme? ¿dónde me apoyo para hacerlas frente? ¿soy asiduo en alimentarme de la Palabra de Dios?
Jesús no es sólo el modelo en la lucha contra las tentaciones, sino también el que siempre nos acompaña y nos ayuda con su gracia a conseguir la victoria. El Señor está siempre a nuestro lado, en cada tentación, y nos confía. Yo he vencido al mundo. Su Palabra, Señor, nos fortalece en nuestra debilidad para no caer en la tentación.
SOR MARGARITA / MONASTERIO DE SANTA ANA
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