6.4.20

Reflexionamos en este Lunes Santo con las Madres Concepcionistas Franciscanas del Monasterio de Santa Ana


Las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Monasterio de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten un texto, con su correspondiente imagen, con motivo de nuestra Semana de Pasión en este Lunes Santo, el cual reproducimos a continuación.

Semana de Pasión: Lunes Santo

Mirad a mi siervo a quien sostengo, mi elegido, a quien prefiero. (Tomado de la primera lectura de hoy.) Dios Padre, sostiene a cada uno de tus hijos, con tu brazo seguro. Él susurra el nombre de cada uno al oído, para que sintamos su amor.


Y en el Evangelio, contemplamos el derroche de amor que María derrama sobre Jesús. Y es que el amor tiene momentos en que, para expresarse, necesita derroche, saltar barreras. Todo se convierte en nada cuando el amor es verdadero. Nada vale más que el amor. El amor hace considerar a todo lo demás como nadería.

María, una mujer, (¡siempre por delante en el amor!), lo vive. María se deja guiar por el amor. El amor hace que todo se le quede empequeñecido. ¡Qué importa empobrecerse en dinero si está colmada hasta rebosar por el amor!

Hay cosas que nunca se entenderán hasta que el amor nos enamore. Que se lo pregunten a los que dejan todo para seguirle. Que se lo pregunten a quienes se encierran en la vida monástica porque allí les espera el amor. Que les pregunten a tantos a quienes los amigos les dicen: ¡Pero eso es de locos! Pero, ¿te has vuelto loco?, cuando deciden seguir al Señor de la forma que sea.

Que se lo pregunten a los que emprenden caminos que parece no van a ningún sitio, pero ellos saben que el camino está poblado de presencia de Dios. Sólo los que aman mucho, son capaces de hacer locuras, romper esquemas, derrochar, porque el amor vale más que todo lo demás. Y el gran ejemplo por excelencia: Jesús, que se despoja de todo por amor a cada uno de nosotros. Lo entrega todo, hasta la muerte y una muerte de cruz. Y esto es lo que estamos contemplando en estos días santos.

Desde que la ola de la epidemia nos está azotando, las muestras de amor crecen cada día. Personas que están dando la vida por los enfermos, por las personas mayores y por los que no tienen hogar. ¿Qué estoy haciendo yo por los demás? En medio de todo, intentemos pasar el día en actitud contemplativa, alabando a Dios por el amor que ha sembrado en el corazón de cada uno de nosotros y somos capaces de compartir.

SOR MARGARITA / MONASTERIO DE SANTA ANA

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