16.4.17

Las Madres Concepcionistas del Convento de Santa Ana reflexionan acerca de este Domingo de Resurrección


Con motivo de la celebración del Domingo de Resurrección, las Madres Concepcionistas Franciscanas de la Orden de la Inmaculada de María del Convento de Santa Ana de Montilla, y en concreto Sor Margarita, nos remiten la siguiente reflexión, ilustrada con su correspondiente imagen, que reproducimos a continuación.

Domingo de Pascua de Resurrección

Resucitó de verás mi amor y mi esperanza

Es el primer mensaje de la resurrección de Jesucristo, en boca de María Magdalena. Ciertamente que Cristo es el amor y la esperanza de esta mujer. Era el amor y la esperanza de sus discípulos. Ha sido el amor y la esperanza de todos los que a lo largo de la historia pusieron sus ojos en Él. Y es, sin duda, nuestro amor y nuestra esperanza. Nuestra vida, sin Cristo, ya no tendría sentido. Nuestra vida, sin Cristo, vacía y sin futuro, sería una sombra.


Cristo resucitó de veras, y nuestro corazón se alegra. Cristo resucitó de veras, y nosotros recabamos la esperanza. Si Él ha resucitado, todo puede cambiar, todo ha de cambiar. La fuerza de su resurrección alcanzará a todos, porque es imparablemente contagiosa. Por eso, Cristo es nuestro amor y nuestra esperanza.

No habría esperanza sin resurrección. Cristo ha resucitado y está aquí: sentimos su presencia. Prueba de ellos es que nos sentimos resucitados, que nos hace vivir en la libertad, en la alegría, en el amor. Cristo está también allí, en la sociedad, en nuestro pueblo y en el mundo que deben ser transformados. Tenemos que descubrir esta presencia, y a la vez, llenarlo todo de semillas de resurrección.




SOR MARGARITA / MADRES CONCEPCIONISTAS DEL MONASTERIO DE SANTA ANA

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